-Ramón Vargas
Los ejercicios militares (VOSTOK ‐22) que desarrolla Rusia en el lejano oriente, donde participan varios países, incluyendo China y la India, eran inimaginable hasta hace pocos días. Se podía entender como algo normal la participación de Moscú y Pekín y otros aliados, pero la integración de la India de seguro está provocando el consumo de analgésicos y antidiarreicos en Occidente…
Lo más sorprendente (y esto no es casualidad), es que horas después, los ejércitos de Pekín y Nueva Delhi se retiraron de las posiciones que mantenían a lo largo de sus líneas fronteriza que ocupaban después del último enfrentamiento en el Valle del Río Galwan, que causó decenas de muertos.
Los cambios en este nuevo orden internacional, se están desarrollando de manera vertiginosa. Probablemente la mayoría de los que seguimos los acontecimientos en el ámbito mundial y que veíamos un equilibrio en los dos bloques, Estados Unidos y Occidente contra Moscú y Pekín, no contábamos con esta situación que inclina la balanza hacia el eje euro‐asiático.
India no es cualquier País, poblacionalmente sólo es superada por China. Tiene 1,393 millones de habitantes, ocupa el lugar número 7 territorialmente con 3,287,098 km2, su economía está en las 10 primeras (y con perspectiva de ocupar pronto un lugar más alto) y su ejército se encuentra en los primeros 5 del mundo. Su mensaje es claro, si bien eso no garantiza un alineamiento militar con Moscú y Pekín, no será parte del decadente Occidente.
Para Putin es una garantía de un mercado que compensa el bloqueo de Occidente, y para Xi Jinping eso cubre el flanco fronterizo del Himalaya, en momento que se afilan los cuchillos para un posible conflicto por Taiwán. La India situada estratégicamente en el sur de Asia, resulta un aliado formidable en un mundo de inestabilidad. No hay que olvidar su poder militar y nuclear. Es una potencia regional con proyección mundial.
Con estos ejercicios militares, donde participan 50,000 soldados y China, por primera vez participa con las tres ramas de sus fuerzas armadas; están enviando un mensaje claro a Washington y las capitales europeas. Todo esto apunta a los conflictos de Ucrania y Taiwán.
El próximo encuentro entre Putin y Xi Jinping, que no salía de China desde la pandemia del COVID 19, parece que será de los más trascendentales de los últimos años. Ahí no se hablará de ping pong o ajedrez.
No es buena noticia para los que hoy hablan de la ridiculez «del éxito de la contraofensiva ucraniana».
Esa campaña promovida a través de los medios occidentales, para seguir exprimiendo los bolsillos de los ciudadanos de Estados Unidos y Occidente, para que sigan pagando los platos que rompen lejos de sus fronteras.
En qué cabeza cabe que un país en guerra, que no esté seguro de ganarla, comprometerá miles de soldados a miles de kilómetros haciendo ejercicios. Los cambios cuando son irreversibles, complica solo a aquellos que los ignoran…
