-Ramón Vargas
El pasado domingo 31 de julio, acompañada de cinco congresistas de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano, inicia Nancy Pelosi su gira por las calientes aguas del Indopacífico que pueden conducir a un choque de trenes entre Washington y Pekín.
El pasado martes 2 en horas de la madrugada, aterrizó finalmente en Taiwán el avión que la condujo a la capital isleña de Taipéi, pese a todas las advertencias de China para que no se consumara la provocación. Es impresionante la capacidad de los Estados Unidos para generar conflictos a todo lo largo del globo terráqueo, incluso crisis innecesarias.
Se entendía que cuando Norteamérica estableció relaciones normales con China continental, la China de más de 1,400 millones de habitantes, y no con la pequeña isla de 23 millones y apenas 36,000 km cuadrados, ese tema quedaba cerrado. Pero una vez más, la naturaleza hegemónica y conflictiva norteamericana, que a miles y miles de kilómetros del conflicto, se pone de manifiesto.
Cuando en 1949 Mao derrota y expulsa al dictador Chiang Kai-Shek y este se refugia en la pequeña isla, usurpando el nombre de la China verdadera, no pasó mucho tiempo para que casi todos los países (incluyendo Norteamérica) comenzaran a establecer relaciones normales con Pekín, llevando todos sus embajadas a la capital del gigante asiático. Lo que menos necesita el mundo es otro conflicto que ponga en riesgo la paz mundial.
Si es China el País real y verdadero, ¿Cuál es el propósito de utilizar y provocar con una pequeña isla que pertenece al País ya reconocido?
China y Taiwán apenas están separados por 70 km, Estados Unidos está a más de 10,000 km. Luego de tantos fracasos en varias intervenciones en los últimos años, Washington continúa el mismo patrón; y aunque parezca paradójico, son los demócratas y no los republicanos los que provocan y avivan los conflictos.
Es preocupante que, como respuesta, ya los chinos anuncian ejercicios militares a lo largo de todas las costas de la isla, con fuego real y posiblemente estableciendo restricción aérea. Recordemos que a final de año, el Partido Comunista Chino tiene congreso, y Xi Jinping, que busca reelegirse, no puede mostrarse débil.
De acuerdo al Global Times (esto no es casualidad), los chinos acaban de probar el misil DF‐17 hipersónico, apodado «asesino de portaaviones». Esa provocación tendrá costo para el País norteño; radicalizará a China, estrechará más las relaciones con Moscú y, por el contrario, dejará a Taiwán más vulnerable; que pagará igual que Ucrania el precio de dejarse utilizar y de la imprudencia…
