Isidro Toro Pampols
El medio ambiente es un tema presente en la agenda política en la sociedad contemporánea. Difícilmente un partido político en su retórica no deja constancia del interés con frases manidas como el “desarrollo sostenible” o “protección del medio ambiente”. Para muchos con eso es suficiente sin mostrar inquietud por algo más. Otros, con otra preocupación, abundan en la materia.
El movimiento ecologista es variopinta permitiendo espacios de discusión entre sus ramas reformistas y radicales. De este debate se marca una diferencia entre los llamados ecologistas y los medioambientalistas.
Ambos grupos están preocupados por el medio ambiente, eso no se pone en duda, ahora bien, hay diferencias marcadas. El gran contraste se presenta en el enfoque de las tendencias: los medioambientalistas actúan habitualmente sobre los síntomas del daño ambiental, por ejemplo, establecer regulaciones para detener o evitar el deterioro, mientras que los ecologistas apuntan, usualmente, sobre las causas económicas y políticas. Los primeros consideran que los daños pueden enmendarse con medidas correctivas, mientras que los segundos son radicales planteando soluciones que llegan hasta el desmantelamiento industrial.
En Hispanoamérica la mayoría de los partidos políticos en sus programas de gobiernos trazan programas “verdes”, pero con la sutileza de no molestar grupos de presión. En su planteamiento consideran, y muchos de buena fe, que se puede revertir la degradación del ambiente con reformas que no revolucione la estructura del sistema económico, político y social actual. Incluso, esta postura se encuentra generalizada entre liberales, conservadores, autoritarios o socialdemócratas, por mencionar algunos.
El punto nodal es que el tiempo pasa y la mayoría de los partidos no abordan el tema con profundidad. Llegará el momento en que la “ciencia” imponga la solución y habrá poco o nada que decir y posiblemente tampoco conozcamos quien programó la computadora que nos dio el diagnóstico e impondrá la solución que afectará, sin lugar a duda, el sistema político del momento. Los partidos políticos tienen una responsabilidad y es tiempo que dejen de evadirla.
