Por Jorge Luis Meléndez Cárdenas
Lyndon LaRouche hace de la economía una ciencia. Da un salto superior a la ideología dominante.
Adam Smith y Karl Marx son la expresión de ello, uno con la “competencia perfecta” y el segundo con la “lucha de clases” y todos sus derivados hasta el presente que dicen ampliar su ámbito.
Aunque ya es una mala costumbre de la academia sueca que desde inicios de los 80s premia a los adoradores del libre comercio, este año 2016 los ganadores fueron Oliver Hart y Bengt Holmstrom con su teoría de los contratos, miren por dónde andamos mientras casi la mitad de la humanidad viven en condiciones miserables.
LaRouche rescata la tradición leibniziana, quizás muchos solamente recuerdan las cercanías con la ciencia de Leibniz pero, pone los primeros pasos de la ciencia económica con su reconocido libro “Sociedad y Economía” (1671), 100 años antes que Adam Smith que impusiera de manera esquemática su método de Precios y cantidades, oferta y demanda.
Con una idea muy perversa del ser humano, ya que en tu tratado sobre los sentimientos morales, solo define al ser humano como sujeto de placer y dolor, es decir una concepción hedonista del ser humano, al que le niega la creatividad. Karl Marx sobre esta base crea su ideología creando lo que llama “capitalismo” para definir la lucha de su época entre burgueses y proletarios, poco más de cien años después los proletarios casi son una minoría y los burgueses han sido absorbidos por una oligarquía financiera que dicta las reglas de juego en el mundo actual.
En la tradición leibniziana, LaRouche retoma su investigación y plantea una ciencia económica que haga factible la relación causal entre el respeto a la dignidad humana y la economía.
Un ser humano dotado de razón soberana y merece la sacralidad de su vida igual para todos. No como ahora que todavía existen dos categorías humanas al puro estilo aristotélico, padre de la percepción sensorial y este del liberalismo en todas sus formas.
Plantea la condición básica del ser humano: el progreso o desarrollo.
Es obligación de los que gobiernan garantizar el progreso o mejora cualitativa de los niveles de vida de la sociedad.
Es un proceso resultante de la continua e interdependiente generación, por miles de años, de la trasmisión y asimilación eficiente del progreso científico y técnico.
De hecho plantea que la sociedad requiere de una serie de prerrequisitos fundamentales que se vinculen directamente al aumento o disminución de la magnitud llamada densidad demográfica potencial, que no es una función continua de tipo ordinario lineal; es alineal; como lo recalca en su libro, escrito en la cárcel, «En defensa del sentido común», pero no por ello dice, deja de ser una función eficientemente continua en término de referencias experimentales, la densidad demográfica significa en términos generales, el número de personas que pueblan un kilómetro cuadrado promedio de superficie de tierra.
Algunos antropólogos enseñan que en un pasado remoto cuando la superficie de nuestro planeta era todavía una utopía agreste, toda la humanidad vivía en un estado de infantil inocencia y armonía con la naturaleza, llamada una «sociedad simple de caza y recolección», no han quedado pruebas que documenten esta presunta existencia de sociedad primitiva aunque se conocen muchos casos de sociedades fracasadas que han degenerado a una condición que se asemeja al ideal utópico, la esperanza de vida de los que sobrevivieron los primeros meses de infancia sería bastante menos que veinte años y la población máxima en una utopía semejante en unos 10 millones de personas como mucho.
Sin embargo, hoy tenemos 7 mil millones de personas, y si todo el mundo se hubiera empleado al grado que era posible, en el nivel de tecnología disponible en 1970, no sólo sería significativamente mayor de lo que es la población del planeta, el nivel de vida per cápita se aproximaría al de Norteamérica de los años 70, y la población potencial a diferencia de la existente iría llegando a los 25 mil millones de habitantes.
Dice LaRouche «el asunto de la densidad demográfica tanto existente como potencial durante los últimos años es pues el resultado de la continua e interdependiente generación, transmisión y asimilación eficiente del progreso científico.
Ello significa que las transmisiones de la tierra, de las capacidades productivas del trabajo que refleja directamente el impacto causal del progreso científico por sí misma tiene los siguientes efectos en la densidad demográfica potencial:
1) Aumenta la fertilidad de la tierra, para la producción y para la habitación humana,
2) Aumenta la productividad del trabajo.
3) Mejora el nivel de vida físico, per -cápita, de las familias de los trabajadores (la canasta básica).
Se reduce la superficie de tierra que se requiere en promedio para mantener el común de las personas, a la vez que aumenta tanto el consumo físico que se requiere como la capacidad de satisfacerlo.
Descubrimos también que ocurren los siguientes cambios. Con el aumento de la productividad física potencial del trabajo, y el correspondiente aumento del consumo per cápita requerido, prevalecen las siguientes pautas:
4) Aumentan la cantidad de energía que se consume per cápita y por hectárea.
5) Tiende a aumentar la cantidad de energía concentrada por sección transversal de la superficie de trabajo (ndr: equipárelo con una función cónica).
El aumento de la productividad física conlleva también lo siguientes cambios sociales:
6) Aumenta la proporción de población urbana a población rural, hacia lo que parece ser un máximo asintótico.
7) Aumenta la proporción de la fuerza de trabajo empleada e producción de bienes de producción relativa a la que se emplea produciendo bienes domésticos y otros afines.
Estos cambios se dan con la restricción de que aumenta y nunca se reduce, la producción de bienes rurales domésticos y afines por hectárea y per cápita.
Las precondiciones anteriores conllevan otros cambios demográficos Aumenta la edad de maduración (para ingresar de lleno a la fuerza de trabajo regular.
8) Hay una tendencia general de los operarios ocupados en la producción física a desplazarse de modos de empleo de uso intensivo de mano de obra a modos de uso intensivo de energía.
Sobrevivir exitosamente significa cumplir todas esas precondiciones. Ellas regulan la conexión causal entre el avance tecnológico y el aumento de la densidad demográfica potencial».
Sin embargo esta situación no es la vemos en el mundo de hoy en que las políticas de usura generalizada que se imponen en casi todas las naciones.
Los Bancos Centrales juegan un papel central en esta imposición. La perspectiva de LaRouche se ve reflejada hoy en el naciente bloque de los BRICS con una orientación que el presidente de China Ji Xin Ping ha declarado, el “todos ganan”.
No es posible el desarrollo de la humanidad rindiendo culto al monetarismo es la hora de un cambio paradigmático y a modo de conclusión LaRouche completa diciendo «el papel del progreso científico-técnico, cual principio causal, es aumentar la densidad demográfica potencial, cual efecto.
De hecho una cierta dirección del progreso científico-técnico causa una tendencia al aumento de la densidad demográfica potencial».
Debemos conocer lo que es la economía física o economía de LaRouche y dar un cambio de timón a la situación presente.