Sobre las alianzas en las elecciones municipales



Isidro Toro Pampols

En los medios de comunicación se comenta, de manera insistente, en torno a las posibles alianzas partidarias en las elecciones municipales de febrero del 2024, señalando que los resultados de los comicios servirán para apalancar alguna de las candidaturas presidenciales. Alrededor de este tema queremos señalar algunas ideas que puedan ser útiles y, valga la redundancia, para un análisis útil.

Primero. La franja de electores que se dedican a examinar al detalle a los candidatos es diferente en cada municipio y especialmente si este es grande, mediano o pequeño.

La cotidianidad en una demarcación electoral de 5,000 electores es distinta a la de Santiago o la capital. En la primera se conocen los candidatos de manera cercana, ganando o perdiendo votos porque saben de sus actitudes y aptitudes, obteniendo apoyos que van más allá de la sumatoria que le pueden ofrecer las agrupaciones que los apoyen.

En una ciudad mediana esa variable es meno influyente y en una grande se diluye. En estas se reconoce a un candidato por su trayectoria, así que también puede “pescar” votos en electores simpatizantes de otro partido, ¡ojo! no militantes, porque finalmente es un votante que busca mejores servicios para la urbe.

Estos ciudadanos, aunque no son la mayoría, pueden significar la diferencia en una elección competida.

Segundo. Las alianzas traen consigo sumas y restas. Un partido que cede una posición deja fuera de competencia algún dirigente que puede transformarse en un ente pasivo.
Claro, suma el grueso de la agrupación aliada. De allí que esta dinámica a lo interno la llevan los dirigentes con mucho “tacto” para que el balance sea positivo. Se distribuyen candidaturas a regidores y vocales, además se hacen acuerdos de gobierno.

Tercero. Es diferente una alianza a cooptar un dirigente y colocarlo en la candidatura. Además de truncarle la aspiración a un afiliado de mayor tiempo, si el “nuevo” gana se entroniza con un liderazgo que ralentiza y hasta liquida la posibilidad interna de crecimiento político de los desplazados. Esto no suele ocurrir con las coaliciones que son coyunturales.

Cuarto. La participación electoral es menor en las elecciones municipales. La abstención es una variable para tener en cuenta porque refleja, en buena medida, la desafección de la ciudadanía por el sistema político imperante.

Unos vecinos que no se preocupan por quien gerenciará su ciudad es propensa a engrosar la ya ancha franja de la anomia política como consecuencia de quienes consideran que las normas que la rigen son incongruentes con la realidad.

Así que el sector que no se expresa en las municipales no sabemos cómo lo hará en las presidenciales.

Las candidaturas presidenciales, al parecer, están definidas para las elecciones del próximo año en República Dominicana. Difícilmente, no imposible, surjan nuevos candidatos con opciones.

En mayo, según mi parecer, la mayoría de los electores se guiarán por el voto sociotrópico, el cual le da mayor importancia a la situación económica y social global, con un aderezo de los dos tipos de votos económicos, el llamado voto retrospectivo que se da cuando los electores deciden su elección en función de la marcha de la economía en un periodo pasado o el voto prospectivo, cuando el elector tiene como clave las expectativas sobre el futuro.

Sobre esta base, una ingente cantidad de votantes tomarán sus decisiones lo que le dará una ventaja a los candidatos que ofrezcan esperanzas creíbles, sustentadas en testimonios verificables.

A estos se les presenta el dilema de quien lo hará mejor en un futuro cercano entre el actual presidente Luis Abinader o el expresidente Leonel Fernández y se sumaran a los apoyos aquilatados en sus respectivos partidos, más allá de los resultados electorales de febrero del 2024.

Esto no significa que las elecciones de febrero no tengan su importancia en su proyección hacia mayo pensando en la propaganda que sobre el tema se pueda hacer, pero no creo que sea definitoria por ser eventos con sus características propias.

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