Periodismo y el deber profesional (2 de 8)



Por Carlos Nina Gómez

Ejercer el periodismo en estos tiempos, en la llamada era del conocimiento global, significa respetar -al máximo- los principios de la noble profesión.

Pero, además, el periodista tiene que funcionar acorde con lo aprendido en las aulas y en la praxis diaria, en el fragor laboral que vive como reportero y en busca de la noticia.

Cuando nos referimos a la cátedra impartida por doctos o académicos, hablamos del verdadero periodismo, el que se aprende sin tapujos y conlleva a que los estudiantes dominen sus reglas.

Conocer lo que significa el ejercicio de un periodismo ético y pulcro; del periodismo verdaderamente profesional.

Es el periodismo que gana más credibilidad cuando se ejerce en tiempos de crisis, como, por ejemplo, los que vivió República Dominicana en la dura etapa de la pandemia del Covid-19.

En concreto, aquella terrible crisis sanitaria que llegó con el mortal virus que ocasionó cientos de miles de fallecimientos en todo el mundo.

Hay que tener bien presente, al momento de evaluar el ejercicio del mejor periodismo, que el maestro que trabaja en una academia lo hace para formar a periodistas con calidad verdadera.

Tiene el sagrado deber de enseñarles a los futuros miembros del llamado “Cuarto Poder” a ejercer la noble profesión sin cometer pifias y respetar -y es lo fundamental- sus postulados.

Objetivos detalles: El periodista que busca trascender, fundamentado en realizar un trabajo sin “media tintas”, nunca será objeto de críticas negativas. Es lo que siempre debe primar en un profesional del periodismo independiente y con plena transparencia.

¿Por qué hablamos de transparencia? Cuando el periodista trabaja con transparencia, informar partiendo de los hechos reales, deja ver bien claro que ejerce sin cortapisas.

Resaltar que lo correcto y profesional es que en el ejercicio de un periodismo independiente impere un trabajo sin trabas, que el reportero no escriba “por encargo”, que dé siempre a conocer los hechos como ocurren, sin distorsionarlos.

Es decir, ejercer el periodismo con transparencia significa respetar toda su normativa informativa, que va acorde con los principios y los deberes éticos… cuando se trabaja en función de esos parámetros profesionales, la transparencia comunicacional fluye.

El periodista correcto realiza -sin miedo- su trabajo con eficiencia y pulcritud, aunque choque con la realidad que norma a una sociedad degradada, pero que tiene a valientes protagonistas de la comunicación que actúan en favor de un país que alcance el tan anhelado desarrollo económico, educativo y social; lo contrario al que practican (hasta el cansancio y sin escrúpulos) individuos que llevan a cuestas el sesgo y la maledicencia.

Continuará…

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