Por Carlos Nina Gómez
Sí, esa pelea -por necesidad del gran negocio- tiene que pactarse y no debe pasar mucho tiempo para que sea una realidad.
Las líneas que sirven de «lead» al presente artículo obedecen al cacareado reclamo de mucha gente -incluidos expertos del boxeo- de que pronto se pacte la tan reclamada pelea entre David Banavídez y Saúl «Canelo» Alvarez.
Leí hace unos días, respecto al posible combate Canelo-Benavídez, lo que declaró Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Sulaimán, con un criterio que raya en la realidad, señaló que «esta pelea ha causado mucho interés, mucha expectativa, pero la historia nos cuenta que, para las grandes peleas realmente se necesita tiempo para que estas se preparen, se cocinen y lleguen a ser tan grandes como se espera».
Y para darle más credibilidad a su opinión, precisó: «Julio César Chávez contra Macho Camacho duró seis años, Manny Pacquiao contra Mayweather lo mismo. Estamos acostumbrados a ver todo muy rápido y no es así».
Lo he escrito varias veces: David Benavídez, aunque insiste en contender con Canelo Alvarez (y hasta afirma que lo noquea), sabe muy bien que su principal objetivo es, si finalmente pelea con el estelar boxeador mexicano, es llevarse a sus arcas una millonada.
Y no digo que Benavídez no merezca enfrentar a Canelo Alvarez. Está en su derecho y hasta con la esperanza de salir airoso.
Lo que critico es que Banavídez, invicto en 29 combates profesionales con 25 éxitos por nocaut, es que sea tan parlanchín y con un verbo insultante.
¡Qué se monte esa pelea!