Por Jorge Luis Meléndez Cárdenas
El enfoque inicial a tomar en cuenta, es mencionar la génesis de la crisis final que vive el sistema financiero internacional, que domina el convulsionado mundo de hoy, específicamente, desde agosto de 1971, cuando el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, rompió la paridad del dólar con el oro y consecuentemente eliminó las tasas fijas, para el financiamiento de los proyectos de infraestructura y desarrollo productivo, para las naciones en desarrollo.
Estas tasas fijas se establecieron, en 1944, con el Acuerdo de Bretton Woods, por presión explicita del gobierno de Franklin Delano Roosevelt, a través de su secretario del Tesoro Harry Dexter White. Las tasas de interés no sobrepasaban el 3% por ciento anual.
Enfrentó a las propuestas de John Maynard Keynes, de los famosos de Cambridge, de la misma extirpe de Thomas Malthus, Bertrand Russell, Charles Darwin, Francis Galton, entre otros.
Keynes apoyaba, las propuestas malthusianas, también las eugenésicas de Francis Galton y un gobierno mundial para el sistema financiero que, después de 1971 forzó su imposición.
La visión inicial del Acuerdo de Bretton Woods era poder garantizar el desarrollo de todas las naciones, algo que hasta nuestros días no se ha dado.
Casi la mayoría de los economistas de esa época, ni reaccionaron, salvo la alarma generada por el único economista que llamó la atención del mundo, de los efectos que iba a tener esa decisión de Nixon, sometido ya a los intereses del naciente sistema especulativo, me refiero a Lyndon H LaRouche, (1922-2019), nacido en Estados Unidos.
Su famosa “Triple curva de desplome” ejemplifica la síntesis de lo que hoy vive el mundo. Muy conocida para los economistas que tienen algo de conocimiento de lo que es la economía real o física, en que los agregados financieros y los agregados monetarios iban a dispararse de manera exponencial, pero a costas de reducir cada vez la actividad productiva física real de una economía y, de hecho, un poco más de 40 años, vemos que los efectos enunciados en ese momento por LaRouche, le han dado la razón, a pesar de la oposición conceptual de las escuelas económicas prevalecientes, que han fallado clamorosamente, y a pesar de la persecución política en su propio país, Estados Unidos, sus evaluaciones tienen una certeza tan grande que obviamente sus soluciones siguen siendo una alternativa que se vislumbra como un imperativo categórico, es decir, como una posibilidad real de solución a la crisis sistémica del sistema financiero internacional.
Hoy se ejemplifica en lo que Helga Zepp LaRouche y el Instituto Schiller definen como un nuevo paradigma para la humanidad, es decir, una Nueva arquitectura de seguridad y economía, la época del colonialismo se terminó.
El efecto combinado de las tasas flotantes, acabó por subvertir a todo el orden económico internacional, en beneficio de los viejos usureros de la Edad Media, los “fondi” venecianos, que ya habían sembrado sus redes en la “City” de Londres, Wall Street y en otros centros especulativos, con sus nuevos juegos especulativos, cada vez más lejos de la economía real.
Maurice Allais, premio Nobel de economía en 1989, es decir muchos años después, de lo planteado por LaRouche, definía que el sistema financiero se había convertido en un “casino mundial”; pero, ahora, esto es peor que un casino, ya que pierdes hasta la vida.
La especulación se encargó desde dentro a destruir sus economías, y ahora la guerra se vuelve una opción desesperada, pero, los tiempos han cambiado, ya el neocolonialismo no es una opción, ni ningún tipo de hegemonismo. Es hora de un nuevo paradigma de seguridad y economía.
Otra manifestación de ese proceso se observa en el grave endeudamiento de las economías de los diferentes países del mundo. Principalmente por la acción combinada del FMI y el Banco Mundial, convertidos en “cobra deudas” de los bancos privados y la acción concertadas con los gobernadores de los bancos centrales, de los diferentes países, que actúan por lo general, a favor de los bancos y no del país que representan.
Solución: empieza por la reorganización por quiebra del sistema financiero internacional, a través de una nueva “Ley Glass Steagell” que separe toda la basura usurera del sistema de la deuda necesaria de producción e infraestructura, que será la única que se debe aceptar.
Diez Principios para una Nueva …
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Este es el problema central para entender la situación estratégica mundial, en la que las fuerzas que son desplazadas, están provocando la situación explosiva presente, con una serie de conflictos potencialmente peligrosos que puedan desembocar en una III guerra mundial como lo ejemplifican los conflictos actuales de la OTAN contra Rusia, la situación de suroeste asiático, también conocido como medio oriente, aunque la oportuna intervención del Presidente Donald Trump, ha parado por el momento el conflicto de Israel con Palestina, éste, debería eliminarse con el reconocimiento de los dos estados, desde la decisión de la ONU el 22 de noviembre de 1967. Y sacar a colación el “Plan Oasis” propuesto por LaRouche
«El Plan Oasis
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Y otros conflictos como el caso de Sudan, Taiwán, Eslovaquia, Bielorrusia, Georgia, Rumania, Venezuela, etc., más las diferentes crisis de destrucción social como el caso de Yemen, Afganistán, Haití entre otros.
Si adicionamos a esto las políticas de despoblación a través de la receta “verde” o ecológica, completamos un cuadro de verdad horrible.
El Foro Mundial de Davos, es la síntesis de la imposición de estas políticas llamadas “ambientales o ecológicas”, para ellos ya el proceso de cambio climático no es natural, sino antropogénico o en otras palabras provocados por el ser humano; sin embargo, muchos científicos del clima, como el doctor William Harper de la Universidad de Princeton en USA o el grupo de científicos del CLINTEL, el Dr. Battaglia entre muchos han señalado la naturaleza ideológica de este proceso.
El proceso de la vida en la tierra, es único por ahora en nuestra galaxia, la Tierra desde hace más de 10 millones de años empezó a organizar la vida, de todos los seres vivos, solo el ser humano tiene la capacidad de provocar cambios en su entorno y ha ido mejorando la vida en la tierra.
Como dijo el científico Vladimir Vernadsky, hace un siglo, el ser humano se ha convertido en una “fuerza geológica”, y refería a que la Biosfera solo representa el 2% del volumen de nuestro planeta Tierra. Sin embargo, lo que el categoriza como la “noosfera” o la capacidad de crear es exclusiva del ser humano.
Esa cualidad le lleva a actuar en su propio beneficio para desarrollar cada vez a mayores niveles de calidad, la vida en el planeta y en otros lugares donde llegue.
Todo esto muy distinto a las viejas ideologías del 1790 de Gian María Ortes y que plagio luego Thomas Malthus, en 1798, que sostenían, que el crecimiento de la población sería un problema y a partir de ese periodo en que la población del mundo era de 200 millones de personas se han desarrollado estas teorías y que ahora las han impuesto en todo el mundo.
La existencia de más de 8 mil millones personas en el planeta, ejemplifica la versión científica de Vernadsky del concepto de “fuerza geológica”.
El Foro Mundial de Davos es el principal motor de estas políticas de despoblación, inclusive impulsando a todo el sistema financiero a financiar lo que ellos llaman las inversiones “verdes”, pero, su fracaso es tan evidente que la situación de Europa occidental en especial, Alemania está al borde del volverse una nación en ruinas.
Y que decir en el resto de las naciones europeas occidentales. Es tan evidente este fracaso, que actualmente, muchos de los más importantes bancos están dejando de lado esa propuesta.
Eliminaron la energía nuclear, los combustibles fósiles, y apelaron a políticas radicales verdes, como el uso de molinos de viento y paneles solares y otras panaceas como la del hidrogeno verde y demás elementos como la devolución a la naturaleza, volver los causes de los ríos, eliminar las presas y represas, dejas los bosques de manera natural, reducir los espacios de siembra etc.
Una larga lista de los que solo falta completar el derecho al suicidio, que ya se hace en muchos países otrora desarrollados, como Canadá, por ejemplo, claro le llaman muerte asistida.
Sin embargo, no apuestan por el desarrollo natural de la humanidad.
Todavía piensan en la enfermedad de la geopolítica o de suma cero, cuando estos nuevos tiempos reclaman no la confrontación sino la cooperación.
Se acabaron los tiempos de hegemonía y entramos a los tiempos de la cooperación.
Ya la era del colonialismo en toda su forma ha terminado, entre la decadencia por el fracaso del neoliberalismo y la globalización, pero, principalmente, por la aparición de nuevas asociaciones económicas alternativas que tienen su génesis en 1955 con la inauguración del movimiento de no alineados en Bandung (Indonesia).
Casi 60 años después, específicamente a partir del 2013 se da forma a los BRCS que ya representan el 52% de la población mundial, no son confrontacionales, pero si, quieren acuerdos para un desarrollo ordenado y justo para toda la humanidad, aspiran que por lo menos Estados Unidos, pueda formar parte de este proceso.
También está la Organización de la Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEE), también los países de la Asociación de Naciones del Sudeste asiático (ASEAN), más los países incorporados a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), es decir el sur global cada vez toma más cartas sobre el tema de su futuro, pero quiere dejar de lado las imposiciones, sanciones, cambio de régimen, fraudes electorales, invasiones, y todo tipo de tropelías, principalmente con una reorganización por quiebra del sistema financiero internacional.
Donald Trump, tiene la oportunidad histórica de hacer posible esa nueva relación, principalmente en el sistema financiero internacional y las reformas lancen a toda la humanidad hacia la cooperación y desarrollo.
Excelente. Coincido