Esto es lo que hay. Luego, en vez de cuestionar lo irremediable y avisar de sus efectos perversos ¿qué procede hacer?



Por el Lic. Pedro Luis Gago Clérigo

La sentencia TC-0788-24 del Tribunal Constitucional ha marcado un antes y un después en el escenario electoral dominicano, impulsando una nueva regulación para las candidaturas independientes que tiene básicamente las siguientes consecuencias y efectos sobre el sistema político y electoral:

  1. Ampliación de la participación democrática: La actualización normativa abre espacios para que ciudadanos y líderes sociales puedan presentarse sin la intermediación obligatoria de partidos políticos tradicionales. Esto favorece una mayor pluralidad en la oferta electoral.
  2. Redefinición del sistema político-partidario: Al facilitar la inscripción de candidaturas independientes, se disminuye en cierta medida la hegemonía de los partidos establecidos. Si bien esto conlleva una mayor diversificación del panorama político, también plantea el reto de integrar a estos nuevos actores en un sistema que históricamente opera bajo dinámicas partidarias consolidadas.
  3. Riesgo de fragmentación electoral: Si bien el acceso ampliado a la contienda electoral enriquece el debate democrático, también puede derivar en una dispersión del voto. La presencia de candidaturas independientes, sin alianzas claras o plataformas unificadas, sin duda fragmentará el electorado, dificultando la formación de mayorías estables y, en consecuencia, la gobernabilidad.
  4. Modificaciones en la organización y financiación de campañas: La nueva regulación implica que las campaña y procesos de precampaña y campaña electoral deban replantearse en cuanto a su organización y celebración, no solo para conformar las candidaturas partidarias sino también reconocer y autorizar las independientes.
  5. Fortalecimiento de la rendición de cuentas y la transparencia: Resulta necesario establecer mecanismos de control más rigurosos sobre financiación de campañas y gastos electorales y velar por que se cumplan.
    La sentencia TC-0788-24 y la consiguiente regulación de las candidaturas independientes supone sin duda una oportunidad para avanzar en una mayor apertura y democratización del sistema electoral dominicano. No obstante, es crucial que las nuevas disposiciones se implementen con criterios que equilibren la ampliación de la participación con la necesidad de mantener un sistema político estable y gobernable, evitando la fragmentación y garantizando condiciones equitativas para todos los actores políticos.
    Pros
    Contras
    Ampliación de la participación democrática: Permite que ciudadanos y líderes sin afiliación partidaria puedan postularse, enriqueciendo el espectro político.
    Fragmentación del electorado: El aumento de candidaturas independientes puede dispersar el voto, dificultando la formación de mayorías estables.
    Diversificación del panorama político: Rompe la hegemonía de los partidos tradicionales y abre espacio para nuevas ideas y propuestas.
    Desafíos de integración: La incorporación de candidatos independientes en un sistema tradicionalmente partidario puede generar dificultades en la consolidación de gobiernos y la consiguiente gobernanza de las instituciones.
    En el nuevo contexto que genera la sentencia como consecuencia inmediata de la nueva regulación de las candidaturas independientes que introduce, los partidos políticos en vez de ver el vaso medio vacío, quejarse “amargamente” y tratar de cuestionar lo que ya es irremediable, deberían ser pragmáticos y centrarse en prestar especial atención a los siguientes aspectos buscando implementar las consiguientes medidas:
  6. Adaptación de estrategias electorales:
    o Democracia interna: Mayores niveles de democracia y transparencia en la conformación de sus candidaturas reduciendo al mínimo los descontentos a lo interno de la militancia.
    o Competencia directa: Asumir que el surgimiento de candidatos independientes puede captar parte del electorado tradicional, por lo que es fundamental revisar y renovar estrategias de campaña para mantenerse competitivos.
    o Diversificación de mensajes: Ajustar la comunicación política para identificar las causas y abordar temas y demandas que impulsan a los ciudadanos a buscar alternativas fuera del sistema partidario tradicional.
  7. Fortalecimiento de la transparencia y rendición de cuentas:
    o Modernización interna: Implementar mecanismos internos de control y rendición de cuentas que respondan a estándares más rigurosos, reforzando la confianza de los votantes.
    o Alineación con regulaciones: Asegurarse de que las prácticas de financiamiento, gestión y organización cumplan cabalmente con las disposiciones legales, evitando cuestionamientos que puedan aprovechar los candidatos independientes.
  8. Innovación en organización y comunicación:
    o Revisión de estructuras: Evaluar y, de ser necesario, reformar la estructura interna del partido para hacerla más ágil y adaptable ante el dinamismo que introduce la competencia de candidaturas independientes.
    o Uso estratégico de alianzas: Considerar la posibilidad de formar alianzas o espacios de diálogo con actores independientes, integrando propuestas que enriquezcan el debate político y amplíen la base electoral.
  9. Atención al electorado y nuevas demandas ciudadanas:
    o Identificación de descontentos: Analizar las razones por las cuales una parte de la ciudadanía puede optar por candidatos independientes, revisando aquellas políticas y prácticas internas que hayan contribuido al desencanto de la ciudadanía.
    o Participación activa: Promover procesos internos de consulta y participación que permitan incorporar personas, nuevas ideas y perspectivas, respondiendo de manera proactiva a las inquietudes y demandas emergentes.
    En síntesis, todo parece dar a entender que los partidos políticos deben asumir como un hecho consumado el nuevo escenario electoral que con la sentencia se ha generado y en lugar de cuestionarla y avisar de sus consecuencias perversas, ver en ella una oportunidad para reinventarse y modernizarse, pensando no solo en como contrarrestar la competencia de candidaturas independientes, sino también en responder a las exigencias de un electorado cada vez más exigente en términos de transparencia, eficiencia y representación auténtica.
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