Más allá de los temblores o la rigidez muscular.
El Párkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a alrededor de 300.000 personas en España y que suele diagnosticarse principalmente tras la aparición de síntomas como temblores, rigidez muscular o movimientos cada vez más lentos.
Sin embargo, existen otros síntomas menos frecuentes que también se asocian con la enfermedad y que pueden ser una señal de alerta para visitar al médico. Se trata de la anosmia, la pérdida del olfato, que es uno de los primeros síntomas que aparecen en algunos pacientes de Párkinson.
Según los datos de Parkinson’s UK, el 95% de los pacientes que sufren la enfermedad experimentan alguna reducción o pérdida del sentido del olfato y, tal y como explica la NHS —el sistema nacional de salud británico—, la anosmia puede aparecer mucho antes que otros síntomas típicos de la enfermedad como aquellos relacionados con el movimiento.
Ya puedes comentar esta noticia
«Dependemos de nuestro sentido del olfato para disfrutar del sabor de la comida, por lo que una disminución del olfato puede provocar pérdida o aumento de peso. También puede afectar nuestro estado de ánimo, nuestras relaciones y nuestra calidad de vida en general», destaca Parkinson’s UK sobre el impacto que la anosmia puede tener en los pacientes.
Desde la asociación británica demandan que se utilicen más recursos para investigación y conseguir afinar el diagnóstico para mejorar la calidad de vida de los pacientes. «Hasta la fecha, no existe una prueba definitiva para diagnosticar la enfermedad de Párkinson, que es un problema grave, ni un tratamiento para detener su progresión», pide Becky Port, doctora en Parkinson’s UK.
