LA VERDAD EN EL ESCUDO:



Yelandra Sánchez Carbonell

Un llamado de Juan 8:32 a la Conciencia Dominicana
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Juan 8:32
Este versículo bíblico, inscrito en el corazón del escudo nacional de la República Dominicana, no
fue colocado por casualidad ni por simple tradición religiosa. Nuestros padres de la patria, al
consagrarlo como parte esencial del símbolo nacional, nos dejaron un mensaje eterno: la libertad auténtica solo es posible a través del conocimiento y la vivencia de la verdad.

Pero, ¿qué verdad? Y más aún, ¿qué significa esta verdad para los corruptos, los avaros, los
mentirosos, los indolentes, los duros de corazón? ¿Qué representa para una sociedad que, en muchos casos, ha perdido el rumbo moral y ha normalizado el engaño, el abuso y la codicia?

La respuesta es clara: este versículo no es adorno, es juicio. Es una advertencia y, al mismo tiempo, una esperanza.

Es un grito silencioso que nos recuerda que podemos engañar a los hombres, pero nunca a Dios.

A los corruptos, ese versículo les dice que la mentira puede sostenerse un tiempo, pero la verdad siempre triunfa. El dinero mal habido no comprará la paz, y mucho menos la salvación.

A los avaros y codiciosos, les recuerda que quien acumula riquezas pisoteando a otros está encadenado por su ambición. No son libres, aunque tengan poder.

A los mentirosos y manipuladores, les advierte que la verdad siempre encuentra la manera de
salir a la luz, incluso entre las sombras más densas.

A los indolentes y egoístas, les confronta con la verdad que duele: la libertad no se hereda, se defiende, y la indiferencia es una forma de traición.
A la sociedad sin valores, le grita que una nación no se sostiene solo por leyes y políticas, sino por la integridad de su gente, por el respeto a la verdad, por el compromiso con lo justo.

Como dominicana, me hago esta pregunta: ¿Estamos honrando la esencia de ese versículo en nuestro escudo? ¿O lo hemos convertido en una frase decorativa que ignoramos mientras permitimos la injusticia, el abuso y la doble moral?

Es momento de recordar que Juan 8:32 fue escogido por nuestros próceres porque entendían que sin verdad no hay patria. Que la libertad no es solo un derecho, sino una conquista que se mantiene con honestidad, dignidad y conciencia.

Que nos corrijan, si es necesario, los que conocen la historia con más profundidad.

Pero desde mi lugar, desde mi alma de dominicana que ama su tierra, creo que nuestros padres fundadores nos
dejaron un legado espiritual y ético con ese versículo.

Un compromiso con la verdad como única vía hacia una República Dominicana realmente libre.

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