“Soy el primero en querer saber qué pasó”, dijo el bárbaro.



Rosa Hernández

¿Qué pasó, señor Espaillat?

Su discoteca mató a cientos de dominicanos. Y usted, junto a sus aliados del Estado, es responsable. Esa mención casual a la falta de inspección no es solo un comentario, es una acusación.

Esto no fue un accidente. Fue una tragedia causada por indiferencia, negligencia y complicidad.

Es el resultado de una política que solo protege a los suyos, un sistema sin protocolos, donde todo se improvisa y se encubre.

En vez de dar entrevistas tranquilas desde la seguridad de su casa, debería estar enfrentando la verdad.

Lo que hizo es una vergüenza. Su confusión es una excusa barata. Y su falta de conciencia, un insulto a todos los dominicanos que vieron lo que ocurrió: el silencio mortal, el primer grito ahogado, el primer cuerpo sacado entre los escombros.

Desde ese momento, todos lo supimos. Usted también lo sabía. Pero su primer impulso no fue enfrentar lo sucedido, sino protegerse, cubrirse, huir.

Si al menos tuviera dignidad…
Un mínimo de respeto por sí mismo…

Diga la verdad.
Si no puede hacerlo,
¡Entonces, acabe de una vez, como acaban los cobardes!

RH

Comparte esto!