El presidente boliviano, Luis Arce, anunció la declinación de su candidatura a la reelección en los comicios del 17 de agosto.
En un sorpresivo giro político, el presidente boliviano Luis Arce anunció este martes que no buscará la reelección en las elecciones generales del próximo 17 de agosto. La decisión, comunicada desde la sede de Gobierno en La Paz, marca un punto de inflexión en la interna del oficialismo y busca allanar el camino para una candidatura unificada de la izquierda.
«Declino mi postulación con absoluta convicción, pensando en la unidad del pueblo y en la defensa del Estado Plurinacional», declaró Arce en un mensaje transmitido en cadena nacional.
El mandatario también hizo un llamado directo al expresidente Evo Morales para que desista de sus aspiraciones presidenciales y exhortó al presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, a sumarse a una alianza que priorice el interés común por encima de los personalismos.
Arce insistió en que el verdadero adversario es «la derecha fascista e imperialista», que —según él— se beneficia de la fragmentación del movimiento popular. «O nos unimos para defender nuestras conquistas o allanamos el camino para el regreso del neoliberalismo», advirtió.
Su retiro ocurre en medio de una crisis interna en el Movimiento al Socialismo (MAS), dividido tras la salida de Morales de la dirección del partido en noviembre de 2024, cuando el Tribunal Supremo Electoral reconoció a Grover García como nuevo líder del MAS, en reemplazo del exmandatario.
Desde entonces, Morales ha lanzado su propio bloque, Evo Pueblo, y anunció que será candidato presidencial con el respaldo de una sigla aún no revelada, pese a los límites constitucionales que restringen la reelección a un solo periodo.
La fractura se profundizó con la reciente decisión de Andrónico Rodríguez de postularse de forma independiente, rompiendo con Morales, quien lo consideraba su heredero político.
El oficialismo enfrenta así un escenario electoral complejo, mientras los partidos de oposición —también fragmentados— intentan sin éxito consolidar una candidatura unificada. Entre sus figuras destacan el expresidente Jorge Quiroga y el empresario Samuel Doria Medina.
Con menos de seis meses para las elecciones, la izquierda boliviana entra en una fase decisiva: o logra consolidar un liderazgo único con respaldo popular o arriesga ceder el poder tras casi dos décadas de hegemonía.