CÓDIGO PENAL Y DICTADURA DE ADULTOS



Por Narciso Isa Conde

EL Código Penal desprotege la niñez al despenalizar en su artículo 126 las agresiones a niños/as bajo la consideración de “método disciplinario”.
Ese Código otorga en consecuencia a padres, tutores, maestros el derecho a darles pelas, la imponerles castigos físicos, a maltratarlos física y verbalmente.

Autoriza traumatizarlos/as…hacerlos/as sufrir, a joderle la vida.

Las hembras llevan la peor parte, pero muchos niños y niñas son mal tratados/as de palabras y físicamente.
Refranes y motes que los menosprecian, tales como “muchacha de mierda” o “los muchachos hablan cuando las gallinas mean”.

Eso se deriva también del predominio del poder del adulto varón, del jefe de la familia, de la clase dominante y la sociedad.

Esa manera de pensar y actuar se transfiere a las mujeres adultas, madres, madrastas, tutoras, maestras…
Su matriz es lo que en las ciencias sociales se conoce como ADULTOCENTRISMO.
La ideología patriarcal alimenta y se hermana con la clase dominante que asume culturalmente el adulto-centrismo, que implica situar al hombre adulto en el centro de la organización social, económica, política y cultural establecida; siempre en detrimento de las mujeres, niños/as, jóvenes y adultos mayores; provocando aberrantes maltratos contra todos los sectores discriminados y menospreciados.

El sujeto infantil-juvenil (niños, niñas, jóvenes de ambos sexos) es así víctima de una de las opresiones más antigua, más olvidada y menos conocida en sus esencias.

Las sociedades en las cuales, a lo largo de la historia, la persona adulta ha tenido y tiene un puesto o jerarquía superior a las personas más jóvenes y a sus componentes infantiles, han impuesto su dictadura.

Así como la clase capitalista impone su supremacía y reduce a trabajadores y trabajadoras a la esclavitud asalariada…

Así como el patriarcado ha impuesto a lo largo de la historia la idea de que una mujer pertenece al varón con quien se relaciona maritalmente en pareja…

Esta vertiente de la ideología dominante ha establecido que los niños, niñas y adolescentes pertenecen a las personas adultas que se encuentran a su cargo.

Y cuando esto sucede casi siempre esa persona adulta termina dirigiendo la vida del pequeño o la pequeña, sus gustos, sus emociones, su forma de vestir y de pensar.
Pero, además, las pautas que marcan predominantemente la vida infantil-juvenil, no son diseñadas únicamente desde los hogares (por los padres y las madres), sino que también a nivel nacional por el Estado, las religiones, la política, los sistemas educativos públicos y privados y, en fin, determinados por la cultura e ideología de la burguesía como clase dominante.

El adulto-centrismo se sustenta en el patriarcado, en tanto el adulto varón se constituye en centro de toda la organización social y de su clase dominante, estableciéndose diferentes escalas de discriminaciones:

  • Los hombres están sobre las mujeres.
    Las personas adultas se hallan sobre las más jóvenes.
    Los y las jóvenes están por encima de los niños y las niñas.
  • Los niños se encuentran por encima de las niñas.
  • Los niños y las niñas de mayor edad se sitúan por encima de los niños y las niñas de menor edad.

Esto ha acontecido en todas las formaciones económicas y sociales, y pasa -con renovadas energías opresoras- en el capitalismo y en el sistema imperialista actual, que lo hace funcional a su reproducción y lo incorpora a su infernal maquinaria de ganancias y acumulación de capital en detrimento de las necesidades humanas y los anhelos históricos de felicidad colectiva.

Esto implica una supremacía adulta abusiva, una dictadura de los mayores contra infantes, adolescentes y jóvenes… de funestas consecuencias.
Incluso se da al interior de no pocas familias en las que el amor de padre, madre y familiares -en diferentes grados y variadas mezclas según los casos- se combinan, entrecruzan y degradan con el ejercicio del control despóticos, la negación de derechos, el maltrato físico y psicológico, menosprecio, la discriminación, el abandono, la explotación y la reproducción de la ideología dominante de una generación a otra.

Al machismo y al adulto-centrismo le acompañan la homofobia: rechazo, desprecio, exclusión y maltrato a toda orientación sexual que sea la relación hombre mujer y este CODIGO PENAL incluye despenaliza el mal trato a homosexuales…
También el racismo y la xenofobia.

Pena de la vida, pues, si en un mismo ser humano concurren el ser niña, negra y migrante. Y peor aquí, si viene de Haití o tiene ascendencia haitiana.

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