El sistema educativo público de la República Dominicana registra más de 20,400 estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), siendo la discapacidad intelectual la condición más frecuente, con 7,736 alumnos, seguida por el trastorno del espectro autista (TEA), que afecta a 4,794 estudiantes, según datos del Ministerio de Educación (Minerd) actualizados a agosto de 2025.
Historias como la de Tania Serrano, madre de dos niños con autismo, reflejan los retos que enfrentan las familias en su búsqueda por una educación inclusiva. “El sistema no está preparado para atender adecuadamente a estos niños; los profesores necesitan más formación”, asegura.
Avances y desafíos
La Dirección de Educación Especial del Minerd es responsable de diseñar los programas y proyectos que garanticen accesibilidad a los estudiantes con NEAE, incluyendo aulas regulares adaptadas, aulas específicas, espacios de transición hacia la vida laboral y programas de formación técnica profesional.
La Ordenanza 05-2024, emitida este año, establece los lineamientos de la educación inclusiva, definiendo a los estudiantes con NEAE como aquellos que presentan discapacidad, trastornos de aprendizaje o atención, vulnerabilidad socioeducativa o altas capacidades, y que requieren medidas específicas para su desarrollo.
Cada aula específica puede acoger hasta 15 estudiantes y cuenta con psicólogos, orientadores, docentes y auxiliares de apoyo. Sin embargo, madres y especialistas coinciden en que aún falta mayor capacitación docente y recursos en las escuelas públicas.
Formación y empatía
Para Lucía Vásquez Espínola, directora de Educación Especial, la inclusión también transforma a los demás alumnos. “Los estudiantes regulares se vuelven más empáticos, más conscientes de las diferencias y del derecho de todos a aprender”, afirma.
En varios centros, como el Alma Rosa Chothen en Santo Domingo Este o el Centro Educativo Estados Unidos de América del Distrito Nacional, los resultados son evidentes: estudiantes con autismo o discapacidad intelectual que, con acompañamiento y paciencia, han podido integrarse a aulas regulares y mejorar su desempeño.
Transporte y accesibilidad
El Minerd ha incorporado 60 autobuses accesibles para garantizar el traslado de estudiantes con discapacidad, incluso en zonas rurales. “Queremos que ningún niño deje de ir a clases por falta de transporte”, explicó Vásquez Espínola.
Bullying y concienciación
Aunque persisten casos de acoso escolar, muchas familias han encontrado en el sistema público el respaldo necesario para el avance de sus hijos. Varias madres se han convertido en agentes de sensibilización, ofreciendo charlas en escuelas para promover la comprensión y el respeto hacia los estudiantes con condiciones especiales.
“En casi cuatro años, mi hijo ha logrado cosas que nunca imaginé”, dice emocionada Tania Serrano. “Y eso se debe al amor y compromiso de sus maestras, más allá de lo que les exige el sistema”.