Estudio revela que tanto los refrescos azucarados como los dietéticos aumentan el riesgo de enfermedad del hígado graso



Un nuevo estudio presentado en una conferencia médica europea advierte que el consumo diario de bebidas azucaradas y endulzadas artificialmente puede incrementar el riesgo de enfermedad del hígado graso.

Incluso una lata al día podría dañar el hígado

Santo Domingo.– Un nuevo estudio ha revelado que el consumo habitual de refrescos, ya sean azucarados o dietéticos, podría aumentar significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés), una afección hepática crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo.

El hallazgo fue presentado este lunes en la reunión anual de la United European Gastroenterology en Berlín, donde los investigadores destacaron que incluso una sola lata al día de estas bebidas podría tener consecuencias negativas para la salud hepática.

El estudio, liderado por Lihe Liu, estudiante de posgrado en gastroenterología en la Universidad de Soochow (China), analizó datos de casi 124,000 personas que participaron en el Biobanco del Reino Unido, un extenso proyecto de investigación sobre salud a largo plazo.

Los participantes proporcionaron información detallada sobre su dieta, incluido el consumo de bebidas azucaradas y endulzadas artificialmente.

Durante un seguimiento promedio de diez años, se detectaron casi 1,200 casos de enfermedad del hígado graso, y más de un centenar de muertes relacionadas con el hígado.

Los investigadores encontraron que quienes consumían más de 270 mililitros diarios de bebidas dietéticas tenían un 60% más de riesgo de desarrollar esta enfermedad, mientras que quienes consumían refrescos azucarados presentaban un aumento del 50%.

«Durante mucho tiempo, se ha asumido que las bebidas dietéticas eran una opción más saludable. Nuestros resultados desafían esa percepción«, explicó Liu en un comunicado.

Los expertos sugieren que los refrescos azucarados promueven el aumento de peso, elevan el azúcar en sangre y los niveles de ácido úrico, factores que contribuyen a la acumulación de grasa en el hígado.

  • En cuanto a las versiones dietéticas, el impacto podría estar relacionado con alteraciones en el microbioma intestinal y el estímulo del apetito por sabores dulces.

No todo son malas noticias. El estudio también concluyó que reemplazar estas bebidas con agua puede reducir el riesgo de enfermedad del hígado graso entre un 13 y un 15%, dependiendo del tipo de bebida sustituida.

Liu concluyó que la mejor estrategia para proteger el hígado es optar por agua como principal fuente de hidratación. Se espera que futuras investigaciones aclaren con mayor detalle los mecanismos detrás de esta asociación.

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