Dando Jaque: La Fiesta Del 30




-Ramón Vargas

Estoy planchando la remúa y sacudiendo el viejo pantalón. El último domingo de este mes tenemos Fiesta; comeremos, beberemos, bailaremos y gozaremos… el triunfo de Lula.

Nada lo impedirá, el cielo se está despejando, la tormenta Bolsonaro se convierte en simple vaguada…

Lula es de consenso y el ultra‐derechista llegó a su techo; casi todos los candidatos minoritarios apoyan al líder del PT que, con la ventaja de la primera vuelta, luce imbatible para la segunda.

A todo lechón le llega navidad… la de Bolsonaro llegó…

Lula representa el progreso, sacó 50 millones de la pobreza en Brasil, Bolsonaro la miseria, quema el pulmón del mundo: la amazonia. Su política negadora del COVID‐19 mató cerca de un millón de brasileños, con un discurso revindicador de los tiranosaurios Rex.

El triunfo de Lula, hombre respetado en Oriente y admirado en Occidente, llegará en un momento estelar para un mundo que cambia de manera dramática, donde la vieja Europa (hoy más vieja que nunca), pierde su protagonismo ante el avance asiático.

En América, el progresismo tendrá los tres pesos pesados, es decir, México, Argentina y Brasil en una misma dirección para defender la integración y hacer frente a los sectores que todavía continúan maquinando, en su pretención de descarrilar la indetenible rueda de la historia…

Y si a esos pesos pesados unimos los medianos: Colombia, Venezuela, Cuba y otros, podemos decir que en América, a diferencia de la teoría de Mujica, los cambios no serán pendulares…

En Brasil, con Lula al frente, y su peso que trasciende el Continente, los pueblos de esta parte del mundo podemos contar con un vocero y defensor del más alto nivel. Es un candidato ideal (coincido con José Luis Zapatero) para los cambios y reformas que necesitan organizaciones sin credibilidad como: la ONU y la OEA.

En los tiempos que vivimos, con guerras y perspectivas de que se intesifiquen y surjan otras, hombres equilibrados y de responsabilidad como Lula y López Obrador, no quedan muchos. Y es que cuando se pierden los espacios del diálogo como es, desgraciadamente en la actualidad que vivimos, cualquier error de cálculo podría encender el Planeta.

Un movimiento de líderes responsables con autoridad que imponga la paz y evite la guerra, nos puede salvar de la explosiva y peligrosa situación que hoy vivimos…

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