El método Miguel Ángel y el liderazgo cooperativismo



Por Isidro Toro Pampols

El cooperativismo es multifuncional. Es una organización que procura el bienestar económico y social de sus afiliados, además colabora con la colectividad en el logro de sus objetivos urbanos.

Entre sus ventajas se encuentra la formación de líderes tanto para el sector como para la comunidad donde interactúa la asociación.
Una crónica, quizás con rango de leyenda, recoge que un grupo de curiosos le preguntaron a Miguel Ángel, el virtuoso renacentista considerado uno de los más grandes artistas de la historia, cómo hacía para crear tanta belleza en sus esculturas.

En un arranque de respeto por lo sublime, respondió:
—En realidad no soy yo quien la crea. La escultura ya está presente, escondida dentro del bloque de mármol. Mi único trabajo es quitar lo que sobra.

La magia de la formación de un líder se encuentra en su interior, en lo profundo de su ser, de su individualidad.

El concepto individuo es un concepto principalmente psicológico, que expresa la singularidad de cada persona de la especie humana en contraposición al concepto filosófico de «naturaleza humana», que expresa lo común que supuestamente hay en ello.

Vamos a quedarnos con la “singularidad de cada individuo”, que es allí donde la conducta organizacional, que se desarrolla en las cooperativas, influye en cada sujeto y los forma para el hacer colectivo sobre la base de principios de cooperación y solidaridad.

Vemos en las campañas electorales como expertos en mercadeo intentan crearle al candidato un carisma político.

Este vocablo indica, en el campo religioso, un don gratuito concedido por Dios a algunas personas para el bien del conjunto, mientras que en sociología es la capacidad personal para atraer o fascinar. Veremos luego algo sobre estos conceptos.

El cooperativismo tiene por característica ser participativo y horizontal.

Un asociado representa un voto, independientemente de los aportes que posea.

Tiene el derecho a formar parte de las asambleas y ser directivo por decisión de sus compañeros. Luego, la cooperativa destina parte de los excedentes a la educación, desarrollando programas de diversa índole que coadyuvan a la formación de los asociados, como también actividades que aquilatan el sentido colectivo de la organización.

Allí, en ese mundo especial que es el cooperativismo, el individuo va descubriendo la “escultura que se encuentra dentro de su bloque” y va dejando atrás el personaje que interpreta en los contactos iniciales con el grupo y deja salir su verdadera personalidad, su individualidad y, en su desarrollo organizacional en la cooperativa, se va fortaleciendo el “don gratuito concedido por Dios” para el bien del conjunto.

Por ello los líderes cooperativos son exitosos en las juntas de vecinos, en los gremios e incluso en los partidos políticos.

Los expertos en marketing político disfrazan al candidato quien más temprano que tarde muestra las costuras de un traje mal hecho.

En la cooperativa el líder se va formando en un interactuar constante, asumiendo responsabilidades, asistiendo a cursos, auto esculpiendo su individualidad hasta mostrar sus cualidades que se descubren de manera autentica.

Es una gran diferencia con respecto a muchos otros métodos.

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