El fenómeno climático la Niña se ha debilitado, por lo que podría disiparse en los próximos meses; en tanto, aumentan las posibilidades de desarrollo de su contraparte, El Niño a partir del otoño, que tienen fases adversas.
El fenómeno El Niño tiene probabilidades de cerca del 60 % para el próximo otoño; después de tres inviernos consecutivos de La Niña, puede parecer inevitable, pero aún hay algunos factores que generan incertidumbre, por lo que el pronóstico quizá cambie en los próximos meses.
ENOS es la capacidad de cambiar la circulación atmosférica global, que a su vez influye en la temperatura y la precipitación en todo el mundo, por lo tanto, se manifiesta en tres fases: neutro, El Niño y La Niña.
El índice ENOS es neutro, significa que las temperaturas en la superficie del Océano Pacífico tropical central y oriental están en la media, y se manifiesta el fenómeno La Niña cuando en la superficie del mar son inferiores a la media (−0,5 a −1,0 grados Celsius).
En tanto, el fenómeno El Niño se genera cuando se manifiesta lo contrario, que las temperaturas son superiores al promedio.
Los meteorólogos han explicado que El Niño se produce cundo los vientos alisios son más débiles de lo normal. Entonces, el agua cálida se acumula a lo largo de las zonas ecuatoriales y se mueve hacia el este, justo en la zona oriental del océano Pacífico.
Como la superficie del agua es más caliente de lo normal, la atmósfera también se calienta, hecho que ocasiona que el aire húmedo se eleve, forme nubes y se produzcan tormentas.
Por su lado, La Niña es todo lo contrario, porque los vientos alisios se fortalecen, el agua fría se acumula en la región ecuatorial del Pacífico oriental, por lo tanto, la atmósfera se enfría por la intensidad de las frías aguas superficiales del océano, y por la falta de calidez, el agua no se evapora y el aire no se eleva, así que el nivel de lluvias y tormentas disminuye de forma anómala.
Sin embargo, la Comisión Multisectorial del ENFEN ha desmentido los rumores sobre una posible ocurrencia de El Niño en el Pacífico tropical durante 2023 y principios del 2024. Los modelos climáticos indican un desarrollo a partir de los meses de invierno austral, pero los pronósticos actuales no son precisos.
