El ejército ucraniano se prepara para lanzar una poderosa contraofensiva a gran escala.
Occidente lo sabe y los rusos también. La contraofensiva de Kiev puede cambiar la trayectoria de la guerra.
Una ofensiva exitosa en el campo de batalla podría obligar al presidente ruso Vladimir Putin a sentarse en la mesa de negociaciones. De lo contrario, una actuación mediocre podría alargar la guerra y aumentar el sufrimiento humano.
A juzgar por la actuación anterior, los ucranianos actuarán bien, pero serán necesarias contraofensivas posteriores para expulsar a los rusos.
En septiembre, los militares ucranianos lanzaron una contraofensiva por sorpresa en el este, tras un ataque en el sur. El resultado fue una derrota del ejército ruso en la zona de Kharkiv.
En pocos días, las fuerzas ucranianas liberaron cientos de kilómetros cuadrados y docenas de asentamientos, destruyendo o derrotando a varias unidades rusas.
Una contraofensiva posterior en el sur, en dirección a la ciudad de Kherson, tuvo un éxito similar, y el ejército ruso tuvo que retirarse de la orilla occidental del río Dnipro y evacuar también la ciudad de Kherson, la única capital de provincia capturada por las fuerzas rusas desde el 24 de febrero de 2022.
