El presidente del Comité Técnico del Fideicomiso de la Central Termoeléctrica de Punta Catalina, Celso Marranzini, advirtió que el país nunca podrá superar la cultura de robarse la energía eléctrica, mientras las distribuidoras de electricidad estén en manos de políticos.
Marranzini estimó que el gran trabajo que tienen las distribuidoras es que deben ser más agresivas en convertir en legales a los clientes ilegales, para que puedan incrementar las recaudaciones.
De acuerdo al funcionario, la situación del sector eléctrico es gravoso, y por lo tanto, el trabajo de las empresas del sector es disminuir al mínimo el subsidio, y todos paguen el servicio.
“La población se acostumbró a no pagar la electricidad, pero paga el cable, a Netflix, el celular lo paga todo, menos la energía, entonces hay que acostumbrarlos a que este servicio también tiene un costo”, refirió el ex administrador de la CDEEE.
Aseguró que antes del presidente Abinader había un control de la demanda en los barrios que no pagaban el 100% de electricidad, porque le cortaban el servicio seis y siete horas por día, “ahora no, ahora se suministra el 98.99 por ciento de la demanda a la población”
Marranzini, quien fue bastante agresivo en el cobro del servicio cuando fue titular de la CDEEE, ahora justifica los fraudes: “No lo veía en base al populismo, sino en lo que significaba el subsidio, porque el peso en el presupuesto es inmenso, pero no, yo no creo que sea populismo, es una visión de desarrollo que yo respeto y la apoyo, porque lo he visto en el primer cuatrimestre”.
El funcionario y empresario justificó el subsidio al sector eléctrico, sobre la base de que incide en el desarrollo, “eso no cabe duda porque esos colmado, comercio, el 50%, y quizás más son informales, y esa parte informal está recibiendo un 100% de electricidad, que ayuda al desarrollo que antes se le dañaron los productos, porque le daban 16 horas de luz, ahora no se le dañan”, explicó Marranzini.
Sin embargo, admitió que esos subsidios se está financiando con dinero del presupuesto nacional, que desgraciadamente –dijo- de los impuestos que paga todo el pueblo.
