La nueva lógica política



Por Charlie Núñez

Hay que ser muy mezquino para negar los cambios y transformaciones experimentados en la República Dominicana a partir de la llegada al Poder del Partido de la Liberación Dominicana en 1996.

Como un agujero negro, podríamos calificar la gestión gubernamental 2000-2004, en materia de institucionalidad y sobretodo en el manejo de la economía.

Los dominicanos tenemos la pobre visión de analizar los acontecimientos del país, con el mismo fanatismo que discutimos de béisbol, justificar todo lo de mi partido y rechazar todo lo del contrario, no es que seamos relacionistas de nuestros adversarios, pero la nobleza obliga.

Hay quienes juzgan al gobierno de Hipolito Mejía como el peor de las últimas gestiones, personalmente entiendo el peor gobierno que hemos tenido es el de Luis Abinader, quien decepcionó a una gran parte de los dominicanos que creyó en él y nos permitió tranquilizar la conciencia a quienes nunca creímos, pero que era tal la seguridad con que prometió “el cambio”, que llegó a confundir a muchos acerca de si estábamos equivocados.

Primero cuatro y luego dieciséis años consecutivos de gobierno, hizo daño al comportamiento de muchos peledeístas, que terminamos moldeando la división de la organización como la obra cumbre que nos sacó del Poder.

Somos culpables de que hoy nos gobiernen unos ineptos irresponsables, la historia nos está dando la oportunidad de corregir nuestros errores, que al fin y al cabo los están pagando los más necesitados del país.

Es tiempo de reflexión y dejar atrás las malas prácticas propias del atraso político.
Hay muchos en el PLD que hablan de los logros de nuestro partido, como si sólo gobernamos los ocho años de Danilo, como si obviar los de Leonel nos hace más peledeístas, olvidando que fueron también protagonistas de esa historia, lo mismo sucede con algunos pueblistas que reniegan de la obra peledeísta de los ocho años de Danilo, los doce más los ocho es la obra del PLD, con sus aciertos y sus errores.

Hoy, la mala gestión de Luis Abinader une a la oposición con las mismas críticas, los mismos propósitos y una aspiración generalizada de nuestra gente, que nos pide UNIDAD, ya hemos procedido anunciar al país la decisión de poner el oído en el corazón del pueblo y hemos avanzado en la construcción de candidaturas comunes en gran parte del país, pero la militancia, aspirantes a cargos y la población quieren más y desean ver las banderas multicolores marchando en las provincias, municipios, barrios y calles.

El pueblo quiere ver a la oposición presentando candidaturas ganadoras, no es a la que le gusta a la cúpula de los partidos ni candidaturas hijas de los caprichos de alguien, el pueblo no quiere ser testigo de obstáculos ni escuchar mensajes que se conviertan en muros o puentes rotos, la población lo que quiere es volver a vivir mejor.

La lógica que estamos presenciando, en algunos lugares es llevar candidaturas sin posibilidades por no apoyar la de un aliado, permitiendo así que gane el del gobierno; poner a perder un candidato ganador por no apoyar un aliado, con el mismo resultado, enfrentar el mal gobierno de Luis y defender al país y los pobres. No es solo de palabras, son las acciones que van hablar por nosotros y aquí nadie podrá ocultarse de sus responsabilidades.

No somos Dios para determinar quién entra al reino de los cielos o no, vamos a permitir que sea el pueblo que sufre en carne propia, el que decida a quién quiere y todas las organizaciones del frente saben quiénes son.

Basta ya de dar vueltas a la redonda y de pisarnos la manguera unos a otros, vamos a darle satisfacción y felicidad a este pueblo, es lo menos que podemos hacer en este momento.

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