¿Es tarde para que el Banco Central acepte un crecimiento económico menor de un 3%?



Lo que ha pasado (y sigue pasando) con el índice mensual de actividad económica (IMAE) este año es una fotografía clara de los efectos colaterales que sufre la economía dominicana de un entorno hostil para el crecimiento. No han valido los esfuerzos desde las ópticas fiscal (subsidios) y monetaria (Banco Central) para impulsar la expansión del producto interno bruto (PIB).

El comportamiento de la actividad económica ha sido elocuente. En enero el IMAE mostró una expansión de apenas 0.4%, lo mismo que en febrero 1.8%, marzo 2.1%, abril 0.3%, mayo 2.4%, junio 0.1%, julio 2.9%, agosto 2% y septiembre 3.1%, éste último la excepción por ser el mejor mes de 2023 en cuanto al desempeño de la economía, pero insuficiente los objetivos para cierre de año. Es justamente el promedio de estos resultados mensuales lo que arroja el crecimiento de sólo un 1.68% en los primeros nueve meses.

A todo esto, las autoridades monetarias mantienen la proyección de un 3% de crecimiento para finales de 2023, a pesar de que era necesario crecer sobre el 7% mensual durante el último cuatrimestre. Sin embargo, al año sólo le quedan octubre, noviembre y diciembre. Economistas como Jaime Aristy Escuder proyectan que la economía podría crecer entre un 2.0% y 2.5%.

El exvicegobernador del Banco Central, Luis Manuel Piantini, también se inscribe entre los que consideran que es prácticamente imposible que la economía dominicana pase del 3%, lo cual, afirma, lo venía diciendo desde que las proyecciones iniciales eran de que el PIB crecería un 4.5%.


“Es obvio que a menos que haya un fuerte crecimiento de la inversión pública y privada en el último trimestre, el PIB estará alrededor del 2% como techo. Porque las exportaciones no crecen para poder aportar. Turismo (tampoco) y el consumo, con esta inflación de alimentos y los sueldos reales están en negativo en el 70% de los asalariados”, sostiene el economista, quien refiere las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en torno a la ralentización del crecimiento económico en la región.

El FMI lo establece con claridad en su informe “Perspectiva económica 2023”, publicado ahora en octubre, cuando afirma “la recuperación mundial tras la pandemia de covid-19 y la invasión rusa de Ucrania sigue siendo lenta y desigual”. Destaca que, a pesar de la resiliencia mostrada por la economía a comienzos de este año, con un repunte debido a la reapertura y los avances en la reducción de la inflación desde sus niveles máximos del pasado año, aún es demasiado pronto para reconfortarse.

El organismo internacional señala que la actividad económica está todavía por debajo de su trayectoria anterior a la pandemia, en especial en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. “La recuperación mundial es aún lenta, con crecientes divergencias regionales y poco margen de error para las políticas”, establece el informe.

En sintonía con el FMI, el vicepresidente ejecutivo del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), Miguel Collado di Franco, refiere que los indicadores económicos ponen de manifiesto un pobre desempeño que sería cónsono con una tasa de crecimiento inferior al 3% al cierre de 2023. “Un crecimiento acumulado de 1.7% en el tercer trimestre es pobre; aunque la tasa de desempleo bajó de 5.6% en el segundo trimestre a 5.4% en el tercer trimestre, es inferior a tasas registradas el pasado año”, según el economista.

¿Debería el BC revisar nuevamente a la baja el crecimiento de la economía dominicana para este 2023?

Collado di Franco observa, además, que el sector externo, medido por las exportaciones y las importaciones, ha reflejado la debilidad de la economía. Resalta que, si bien hay un incremento en el crédito, por las medidas de estímulo monetario, eso debería reflejarse en las estadísticas del PIB de los últimos meses. Ante el panorama que describe es que sostiene que “sorprendería si se alcanza un nivel de 3%”.

A su entender, esta sigue siendo una economía de costos altos, mayores que el pasado año, especialmente en las tarifas eléctricas expresadas en dólares, salarios incrementados por resoluciones por encima de la productividad, tasas de crédito más altas y movimientos hacia el alza en materias primas en los últimos meses, en particular las energéticas.

En contraste con las proyecciones de organismos internacionales y de economistas locales, el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, mantiene el optimismo respecto al comportamiento de la economía. En mazo de este año se proyectaba un crecimiento de un 4.5%, pero en junio fue revisado a la baja, para ubicarlo en 4.0%. Sin embargo, en agosto se hizo una nueva revisión que le quitó otro punto, quedando en un 3.0%.

En el Avance de las Proyecciones Macroeconómicas y Fiscales 2024, enviado en julio de este año al Congreso, el Ministerio de Hacienda proyectaba un crecimiento real de 4.0% para finales de año, implicando una baja de 0.9 puntos porcentuales respecto al crecimiento de la economía al cierre del 2022. En su discurso durante la celebración delo 76 aniversario del Banco Central, Valdez Albizu omitió lo que ha sucedido con las exportaciones nacionales, las cuales cayeron un -15.6% entre enero y septiembre de este año, según datos de la Dirección de Aduanas.

Lo que sí destacó, en el ámbito del sector externo, es que las zonas francas exportaron US$5,961.6 millones durante los primeros nueve meses del año, para un crecimiento de 0.7%, luego de haber permanecido en terreno negativo gran parte del año. “Lideradas por las ventas de equipos médicos y quirúrgicos, las exportaciones de zonas francas mostraron una gran capacidad de recuperación ante las condiciones adversas prevalecientes en el mundo”, expuso.

Valdez Albizu reafirmó, además, la notable evolución del turismo, registrando ingresos por este concepto que totalizaron US$7,594.4 millones en enero-septiembre 2023. Durante ese período, el país recibió remesas por US$7,597.1 millones, el cual constituye “un significativo aporte a la economía de la diáspora dominicana”.

Expresó que la inversión extranjera directa (IED) alcanzó US$3,369.5 millones en enero-septiembre, para un crecimiento interanual de 3.9%. “Este flujo de recursos, destinados en su mayoría a energía, turismo y comercio, muestran una vez más la gran confianza de los inversionistas extranjeros en el país”, recalcó.

El gobernador enfatizó que “el gran volumen de divisas recibido por la economía dominicana durante enero-septiembre ha permitido mantener la estabilidad relativa del tipo de cambio en un entorno de acumulación de reservas internacionales”. En ese sentido, destacó que al cierre de septiembre el peso dominicano acumuló una depreciación de apenas 0.8%, mientras las reservas internacionales se ubicaron en aproximadamente US$15,900 millones, equivalentes a 13.2% del PIB y 5.9 meses de importaciones, por encima de las métricas recomendadas por el FMI.

El economista José Luis de Ramón fue escueto respecto a lo que habrá de suceder con la economía este año. “Si crecemos a 5% anual los próximos tres meses llegamos a 2.5% y el máximo de este año ha sido 3% en septiembre. Esto es matemática”, apunta.

Consonancia
Lo que sucede en la economía local no está lejos de lo que también afirman organismos internacionales como el Banco Mundial (BM). Esta institución señala que, aunque mejor que seis meses atrás, el contexto global sigue siendo adverso, marcado por altas tasas de interés, bajo crecimiento en las economías avanzadas y perspectivas inciertas para China.

Sostiene, además, que los gobiernos también seguirán enfrentando restricciones fiscales. Si bien la relación deuda-PIB se estima en 64%, frente al 67% de hace un año, todavía está por encima del 57% registrado en 2019 y las altas tasas elevaron la carga que representa el servicio de la deuda.

De hecho, el BM estima que el producto interno bruto (PIB) regional crecerá un 2% en 2023, ligeramente por encima del 1.4% proyectado anteriormente, pero aún por debajo del de todas las demás regiones del mundo.

“Estas tasas, similares a las de la década de 2010, no son suficientes para lograr los avances tan necesarios en materia de inclusión y reducción de la pobreza”, señala la institución.

El vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe, Carlos Julio Jaramillo, en un informe de principios de este mes del organismo, afirma que la región ha demostrado ser en gran medida resiliente a los diversos shocks externos posteriores a la pandemia, pero lamentablemente el crecimiento sigue siendo anémico.

“Los países deben encontrar urgentemente formas de impulsar la inclusión y el crecimiento, mejorar la gobernanza y generar consenso social. Las soluciones digitales pueden ser parte de la respuesta, ya que ayudan a complementar las reformas estructurales para aumentar la productividad”, destaca la entidad internacional.

Proyecciones del FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que el crecimiento mundial se desacelere de 3.5% en 2022 a 3.0% en 2023 y 2.9% en 2024.

Las proyecciones permanecen por debajo del promedio histórico (2000-2019) de 3.8%, y el pronóstico para 2024 ha sido rebajado en 0.1 puntos porcentuales con respecto al de la actualización de julio de 2023 de Perspectivas de la economía mundial.

Según la institución, para las economías avanzadas se prevé una desaceleración de 2.6% en 2022 a 1.5% en 2023 y 1.4% en 2024, con un ímpetu más fuerte de lo previsto en Estados Unidos, pero un crecimiento más flojo a lo previsto en la zona del euro. Proyecta, igualmente, que el crecimiento de las economías de mercados emergentes y en desarrollo disminuya moderadamente, de 4.1% en 2022 a 4.0% en 2023 y 2024, con una revisión a la baja de 0.1 puntos porcentuales en 2024, atribuible a la profundización de la crisis del sector inmobiliario en China.

Indica que los pronósticos de crecimiento mundial a mediano plazo, de 3.1%, son los más bajos en décadas, y las perspectivas de que los países alcancen niveles de vida más altos son escasas.

En este orden, prevé que la inflación mundial se reduzca a un ritmo constante, de 8.7% en 2022 a 6.9% en 2023 y 5.8% en 2024, aunque los pronósticos para 2023 y 2024 se han revisado al alza en 0.1 puntos porcentuales y 0.6 puntos porcentuales, respectivamente, y no se prevé que la inflación, en la mayoría de los casos, retorne al nivel fijado como meta hasta 2025.

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