Identificar a las víctimas de Hamás, el nuevo suplicio de Israel



Cuando el rabino Israel Weiss abre los contenedores fríos donde están las víctimas del sangriento ataque de Hamás, el hedor es insoportable, pero él asegura que sólo siente “su dolor”.

El otrora gran rabino del ejército israelí salió de su retiro para implicarse en la identificación de los cuerpos de las más de 1.400 víctimas, en su mayoría civiles, de la letal ofensiva del movimiento islamista palestino Hamás perpetrada el 7 de octubre en suelo israelí.

Equipos de médicos, dentistas, forenses y voluntarios trabajan sin parar para identificar los cadáveres, que seguían llegando el domingo a la base militar de Shura, cerca de la ciudad de Ramla, en el centro de Israel, casi 10 días después del ataque.

Cientos de cuerpos, que todavía deben ser identificados o inhumados, están en contenedores refrigerados alineados en la base, cerca de las carpas donde los equipos trabajan.

Se han instalado otros cuatro centros de identificación, según los responsables.

En una visita organizada por las autoridades palestinas el domingo, los periodistas pudieron ver una parte del proceso de identificación en Shura.

Israel ha respondido al ataque de Hamás bombardeando masivamente la Franja de Gaza, donde gobierna el movimiento islamista, y preparando una incursión terrestre contra el enclave palestino. Más de 2.750 personas han muerto, sobre todo civiles, según las autoridades locales.

– “Horrores” –
Cuando se abren las puertas de las cámaras, el olor a muerte es insoportable. Las máscaras son obligatorias.

“Abro las puertas de los contenedores refrigerados, veo los cuerpos, siento el olor, dejo que llene mis pulmones y mi corazón, pero lo que siento, es su dolor y su desaparición”, dice Israel Weiss.

El rabino y otros miembros de su equipo que examinaron los cuerpos afirman que muchas víctimas fueron torturadas, violadas o maltratadas. La AFP no pudo comprobar estas declaraciones con una fuente independiente.

“Nunca en mi vida vi tales horrores”, asegura el rabino ante los contenedores, en los que hay hasta medio centenar de cuerpos envueltos en bolsas blancas.

“Vi bebés, mujeres y hombres decapitados. Vi una mujer embarazada con el vientre destripado y el bebé arrancado”, prosigue.

“Muchas mujeres (cuyos cadáveres) fueron traídos aquí fueron violadas”, añade.


Hamás, del que se encontraron unos 1.500 combatientes muertos en suelo israelí, niega las acusaciones.

El gobierno israelí ya había dicho que algunos niños fueron atados o quemados, y que los miembros de Hamás habían lanzando granadas en refugios donde se escondían varias víctimas.

Para identificar los restos, los equipos se basan en muestras de ADN, huellas digitales e informaciones de la dentadura.

Según las autoridades, cerca del 90% de los 286 soldados muertos en el ataque fueron identificados, pero apenas la mitad de los civiles.

– Semanas de trabajo –
“Nada nos podía preparar para esto”, afirma la sargento primera Avigayil, en referencia a los maltratos infligidos a las víctimas.

Como ella, la capitana Maayan, dentista y reservista, rompe a llorar cuando explica el proceso de identificación.

“Vemos cosas horribles”, cuenta, mencionando marcas de tortura y abusos. “Oímos los gritos y los lloros de los bebés que pierden a sus padres”.

Mayaan explica que una de las víctimas que identificó fue paciente en la clínica de Tel Aviv donde trabaja.

Psicólogos y asistentes sociales participan en el proceso, para ayudar a los equipos de identificación al final de la jornada.

Pero el ejército, que afirma que al menos 199 personas fueron secuestradas por Hamás, advierte que se necesitarán semanas para llegar a un balance definitivo de las víctimas y a su identificación.

© Agence France-Presse

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