El Distrito Nacional: Una Venecia del Caos Pluvial. Sus Causas



Por José Ricardo Taveras Blanco

Recuerdo perfectamente las advertencias de mi querido amigo el Ing.-Arq. Conrado Asencio Torres cuando se anunciaron los túneles y elevados de la 27 de febrero, conforme a su criterio la impostergable solución vial que se procuraba debía ser norte-sur y viceversa porque la geografía del Distrito Nacional constituye una escalera, cuyo primer escalón es el malecón, ciudad nueva y la zona colonial, expresó que si se acogía la solución este-oeste y viceversa plantearía costos permanentes de mantenimiento y desafíos para el control de los drenajes de la ciudad, los cuales bien pudieron ser evitados permitiendo que la gravedad asumiera su rol gratuitamente.

Los constructores por su parte tenían una visión diferente que priorizaba el tema de la demanda de la movilidad vial mediante la construcción de ejes expresos en el sentido en que lo demandaba el tráfico, la cual terminó por imponerse.

Para atender el desafío planteado y por vía de consecuencia no ignorado, que yo recuerde, por lo menos el más largo de los túneles fue dotado de potentes bombas extractoras y con el debido mantenimiento no hubo problemas hasta los últimos tiempos, una prueba de ello es que el “joyo” de la 27, como lo llamara el P. Hipólito Mejía ( @llegopapa ), no se ha anegado en los dos últimos luctuosos eventos que hemos padecido.

Sin embargo, a pesar de que nadie puede negar la utilidad de la solución ejecutada, el tiempo ha determinado que a pesar de la buena intención que la concibió la misma ha resultado ser un mezcla de acierto y error, de solución que ha terminado generando otros problemas, pues, ni el expreso es tan expreso y hay de nosotros si no contáramos con él, así como la solución tampoco lo es tanto porque generó otro problema al dividir el DN en tres compartimientos estancos limitados por la 27 de Febrero y la Keneddy en sentido horizontal y por la Luperón y el Ozama en sentido vertical, cuya vinculación vial ha complicado nuestras vidas en un caótico desempeño de movilidad, que ralentiza el eje este-oeste supuestamente resuelto y enmaraña el eje sur-norte y viceversa, una verdadera crujía que martiriza los ciudadanos que deben cruzar de un compartimiento a otro, todos los días.

La empresa Odebrecht visualizó en parte el problema y sus riesgos procurando mitigarlo a través de la construcción de pasos a desnivel en las obras posteriores de los elevados de la Núñez de Cáceres, la Dr. Defilló y la Privada, colocando vigas de amarre supuestas a contener cualquier precipitación de los muros, esas, hasta ahora tampoco han dado problemas mayores problemas aunque no terminan siendo totalmente una solución por la falta de continuidad del Estado en el abordaje integral del problema.

Esos errores, el de asumir la solución este-oeste y viceversa a contrapelo de las ley de gravedad, la falta de continuidad del Estado en el desarrollo integral de las soluciones y el de descuidar el mantenimiento nos han llevado al duelo que ahora padecemos por segunda vez en un breve lapsus de tiempo al ver la ciudad irremediablemente convertida en una Venecia del Caos Pluvial.

Otro factor que impacta nuestras ciudades es su crecimiento vertical y una política de uso de suelo irresponsable, la Anacaona también se inundó, es una muestra más de la imprevisión, no se puede seguir autorizando permisos de uso de suelo sin que el desarrollo urbano considere equilibrar todos los factores, como por ejemplo reconocer que el DN está sentado sobre un gigantesco pozo séptico porque nadie quiere invertir en el subsuelo ni exigir a los promotores inmobiliarios el cumplimiento de deberes legales para la integración de sus obras en armonía con el bienestar de las ciudades, porque este no es un tema del DN, es del país.

El tema es sumamente complejo y es obvio que proviene por diversas causas, de las cuales no se puede obviar el tema del drenaje pluvial como hemos visto.

El gobierno lo sabe, y no me refiero a este gobierno, me refiero a todos, lo saben porque los estudios han alertado sobre el problema, por esa razón en uno de los gobiernos del P. @LeonelFernandez se hizo una solución de desagüe profunda en la Núñez de Cáceres que ha dados resultados satisfactorios, razón por la cual se le ha debido dar seguimiento, pero, el dinero invertido bajo tierra no se ve y la prioridad política ha sido deslumbrar con infraestructuras electoralmente redituables, para lo cual resulta necesario que estén a la vista.

Esta nota no pretende ser una crítica a nadie, en todo esto hemos sido víctimas de una cultura sistémica, tampoco pretende ser una expresión de erudición sobre un tema sobre el que opino desde el sentido común y sin ser necesariamente un experto, razón por la que pido perdón, sin embargo, en medio de mis errores de apreciación, guardo la esperanza de que tal vez ahora, con dos eventos sumamente tristes, este sistema de gobierno deje de priorizar la publicidad, tan inmensamente costosa, para buscar una solución de fondo a este problema antes de que nos sorprendan otras desgracias sin hacer absolutamente nada.

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