Por Carlos Nina Gómez
A veces la mudez tiene más fuerza que el sonido de la palabra.
Observo que gente del entorno de Omar Fernández, activo senador por el partido Fuerza del Pueblo, no opina respecto a declaraciones publicadas en los medios y en las que alientan al joven congresista a ser aspirante a la Presidencia de la República en las elecciones del 2028.
Sí, allegados a Omar, entre ellos consejeros (o asesores) prefieren hablar (¿?) con la mudez para evitar zaherir la epidermis del propio senador y, tal vez, que no crean que quieren atascar algún ímpetu de aspiración presidencial del talentoso hijo del expresidente Leonel Fernández.
Sin embargo, en beneficio de Omar Fernández, es casi seguro que él no les hará caso a quienes, sin conocer lo certero y científico de la política, querrán llevarlo por un sendero electoral equivocado.
Quizás, aunque este criterio sea calificado como «exagerado», llevar a Omar Fernández por un tortuoso camino, que si finalmente decide trillarlo, podría ocasionar ver frenado su futuro político. ¡Un futuro político que por el momento se nota promisorio!
Domingo Contreras, quien no ha tenido «mucha suerte» en proyectos políticos -su más reciente fracaso ocurrió en las pasadas elecciones municipales cuando salió derrotado como candidato a la alcaldía de la capital- sorprendió al espectro político del país tras anunciar la formación un llamado “frente social” en respaldo a una eventual candidatura presidencial de Omar.
Ese infeliz proyecto es una estupidez y, al mismo tiempo, buscar una confrontación política -quizás sin proponérselo- entre padre e hijo.Es una locura.
Contreras, quien recientemente renunció del Partido de la Liberación Dominicana, debe actuar como los sabios: Reconocer errores.
Está en la obligación de «recular» y evitar que su carrera política se vaya por la borda.
Aunque directamente Omar no se ha referido a la locura de Contreras, tuvo la siguiente reacción: “En el 2028, no sé qué va a suceder, yo estoy ahora en política, pero como todo en la vida, uno propone y Dios dispone. Al final será lo que él entienda, pero en todo caso el reto que tengo hoy como senador es hacerlo bien para bien de los capitaleños”.
En el barrio San Carlos, durante mi vida de muchacho, escuchaba esta frase, dicha por los adultos: “La ambición rompe el saco”.
En béisbol se dice que el pelotero, cuando conecta un batazo, no puede correr más que la bola, ¡porque le hacen out!
Para Omar Fernández tengo esta advertencia: no correr más que el tiempo. Esperar que el mismo tiempo determine cuál es el camino que debe trillar en el convulsionado panorama político nacional.
