Lo verdaderamente inaceptable



Dr. Isaías Ramos

En la semanal de este lunes escuchamos al presidente de la República decir que lo ocurrido en el Aeropuerto Internacional de las Américas es “inaceptable”. Y tiene razón, pero lo verdaderamente inaceptable no es solo el apagón del AILA: lo inaceptable es el modelo de despojo que se ha impuesto en la República Dominicana durante las últimas tres décadas bajo el disfraz de modernización, competitividad y “éxito”.

Ese modelo neoliberal fue fecundado específicamente a partir de 1997. Desde entonces, el país ha transitado un camino donde lo público se entrega al capital privado, donde el Estado se reduce a un cascarón vacío y el pueblo queda desprotegido, despojado y condenado a la intemperie.

Lo verdaderamente inaceptable es que se declare “emergencia” el sistema eléctrico nacional con el decreto 517-25, mientras por décadas hemos estado atados a un modelo privatizado que enriqueció a unos pocos a costa de un pueblo que paga la luz más cara y menos confiable de la región. Un modelo que nació con los generadores eléctricos independientes y que nunca fue diseñado para servir al pueblo, sino para atarlo con contratos leoninos. ¿Qué éxito hay en un sistema donde una familia pierde lo poco que tiene para poder pagar una factura eléctrica que nunca garantiza el servicio?

Lo verdaderamente inaceptable es el llamado peaje sombra: un despojo institucionalizado que terminó obligando al pueblo dominicano a pagar miles de millones a una empresa extranjera por concluir un contrato leonino. Eso debió ser “inaceptable”; eso es corrupción estructural institucionalizada.

Lo verdaderamente inaceptable es que la educación del pueblo haya sido abandonada, que se ignoren los principios y objetivos dictados en la Ley 66-97 y que hoy, en lugar de un Estado formando ciudadanos críticos y libres, sea una corporación mediática la que más incida en la juventud: la llamada “casa Alofoke”, convertida en ministerio paralelo de cultura y de sueños rotos.

Lo verdaderamente inaceptable es que la salud de nuestro pueblo esté hipotecada bajo un sistema de seguridad social mercantil, donde la enfermedad se convirtió en negocio y la vida en mercancía. Que un trabajador que cotiza toda su vida muera en la puerta de un hospital porque su ARS no le aprueba una autorización. Que una madre tenga que elegir entre comprar un medicamento o darle de comer a sus hijos. Eso no es progreso: es barbarie.

Lo verdaderamente inaceptable es que, bajo el disfraz de “alianzas público-privadas” y “fideicomisos”, se haya consumado el despojo sistemático de los bienes y servicios públicos: puertos, aeropuertos, energía, carreteras, salud, educación, agua… todo lo que debería ser patrimonio común se ha convertido en botín corporativo.

Durante 28 años nos han querido vender este despojo como “éxito”, “progreso” y “desarrollo”. Pero ¿qué éxito puede haber cuando los apagones dejan a un estudiante sin poder estudiar, cuando una familia se endeuda para pagar una cirugía, cuando un joven no ve futuro en su propia tierra? La verdad es otra: ha sido la consumación de un modelo neoliberal que raya en el anarcocapitalismo, donde el Estado se retira de sus deberes constitucionales y la patria queda secuestrada por intereses privados.

Hoy el presidente dice que lo del AILA es “inaceptable”. Nosotros respondemos: lo inaceptable es haber desmantelado el Estado. Lo inaceptable es que la República esté atrapada en contratos leoninos, en concesiones abusivas, en fideicomisos oscuros, en emergencias eléctricas fabricadas. Lo inaceptable es que, mientras el pueblo se hunde en la desesperanza, una minoría se reparta la patria como si fuera una finca privada.

Pero este pueblo no está solo. Somos millones los que sufrimos lo mismo y soñamos lo mismo: una patria justa, digna y nuestra. La historia será implacable, y la ciudadanía también. Porque lo verdaderamente inaceptable es pretender que este pueblo continúe soportando este modelo sin rebelarse cívicamente.

El Frente Cívico y Social nació para refundar la patria bajo los principios y valores que le dieron origen. En el FCS no descansaremos hasta que se haga realidad nuestra Constitución de un Estado Social y Democrático de Derecho, para vivir en una patria donde reine el orden, la justicia y la igualdad de oportunidades para los hijos de esta nación.

Dios, Patria y Libertad : respeto a Dios, amor por la patria y defensa de nuestra libertad, los valores que inspiran nuestra lucha y guían cada paso de este pueblo que reclama justicia.

¡Despierta, RD!

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