Por Arismendi Díaz Santana
Durante 7 décadas, el sistema público de salud ha operado en contra de las necesidades de la población más pobre promoviendo la privatización: salarios médicos sin resultados, horarios limitados, huelgas, clientelismo, corrupción y desabastecimiento, con bajos indicadores y un elevado gasto familiar de bolsillo
1)Contratación sin garantías de resultados.
2) Horarios doblemente limitados.
3) Amplios Incentivos improductivos.
4) Asimetría en la relación médico-paciente.
5) Discontinuidad de los servicios.
6) Graves conflictos de intereses.
7) Impotencia gerencia.
8) Designaciones politizadas, 9) Concentración de las decisiones, y
10) Ausencia de auditorías externas independientes.
Estas 10 normas improductivas perpetúan un sistema de salud contrario a las demandas de la gente común, relegando a los pacientes a un rol pasivo y secundario.
Como la Ley 42-01, General de Salud, no introdujo cambios estructurales, la Ley 87-01 de Seguridad Social sí lo hizo, otorgándole a los afiliados capacidad para asignar los recursos según su nivel de satisfacción.
“Por eso la primera es bendecida, mientras la segunda es permanentemente cuestionada y satanizada*. ADS/608/16/10/2025