TRISTE ANIVERSARIO DE LA ONU



Juan Pablo Lira B.

Hace ochenta años -finalizada la II Guerra Mundial-, y su secuela de 60 millones de muertos y mucha destrucción material, se reunió un grupo de políticos con sensibilidad por lo humano, de diversas nacionalidades, para idear un ente fundamentalmente abocado a evitar las guerras.

Asi, se creó la Organización de las Naciones Unidas, cuando en el mundo no había más de 50 países.

Dicho objetivo se ha visto frustrado, pues ha habido conflictos en Asia, África, Europa y Medio Oriente, debiendo destacarse que en nuestro continente se ha mantenido la paz.

Las cinco potencias triunfantes en la II Guerra Mundial, acomodaron de tal manera sus intereses, que además de autodesignarse miembros permanentes del Consejo de Seguridad se guardaron para si el derecho a veto, adelantando el epitafio que se leerá en su tumba: “Aquí yace la ONU, que de tanto vetar se hizo inoperativa”.

Días atrás, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, vimos y escuchamos los discursos de más de 190 líderes provenientes de todos los rincones de la Tierra.

Énfasis más, énfasis menos hubo condenas a las guerras actualmente en desarrollo (Sudán, Gaza, Ucrania, entre otras); con muy pocas salvedades se oyó un clamor por el fin del genocidio del pueblo palestino; varios países europeos -tardíamente- reconocieron la existencia del Estado Palestino; se escuchó por parte del presidente Trump una retahíla de quejas y condenas a los diversos organismos y agencias de Naciones Unidas; también insultos y descalificaciones a la academia y a la ciencia por “la falsedad” del cambio climático y, consiguientemente, una descalificación a todas las energías alternativas.

Asi, el mundo pudo constatar que el fin de la globalización y del libre mercado, no es una invención de los enemigos de la democracia, porque justamente, es desde la Casa Blanca desde adonde se horada y da sustento a quienes están por implantar una autocracia universal.

Es probable, que ni los más agudos analistas del quehacer internacional, imaginaran -un año atrás- que, en un dos por tres, todas las reglas del juego económico y político internacional iban a quedar obsoletas por la decisión/imposición del mayor actor internacional.

Mientras esto ocurre acá, por allá lejos, también ocurren cosas relevantes, que generan efectos en nuestras vidas. Baste recordar la Cumbre de Cooperación de Shangai, que reunió a comienzos de septiembre, al anfitrión China, su vecino y archirival India, Rusia, Turquía (relevante por ser OTAN), Pakistán, y la estigmatizada Irán, entre otros. Y, a renglón seguido, pero ahora en Beiging se realizó uno de los desfiles militares, con muestras de sofisticado armamento nuclear de última generación, más impactantes jamás visto.

Igualmente, sin estridencias ni amenazas China es el primer socio comercial de casi todos los países de Latinoamérica y el Caribe, y sus productos están en todos los domicilios de nuestros ciudadanos. De allí que sea bueno recordar, que, hasta antes de la Revolución Industrial en el siglo XIX, China era la economía más grande del planeta. Pareciera que ha recuperado ese lugar, comportándose ejemplarmente en Naciones Unidas.

Creo que si no existiera Naciones Unidas -con todas sus falencias-, habría que crearla. Gracias a ella se produjo el proceso de descolonización; se le ha reconocido a la mujer la valía y los derechos de los que jamás debió carecer; algo similar ha ocurrido con la niñez; con los adultos mayores; con los discapacitados; con el cuidado y atención de la salud; con los derechos inmanentes de los trabajadores; con el cuidado del medio ambiente; de las fuentes hídricas; de la educación; de los mares y de las selvas; y, para prevenir los genocidios ocasionados por los totalitarismos, darle realce y el lugar que le corresponde a la preservación, defensa de los derechos humanos.

Ahora, que el Presidente de Estados Unidos, se declara decepcionado de las Naciones Unidos, porque sus objetivos fueron torcidos en el camino y, que por ello los aportes financieros que hace su país a la ONU (que equivalen a cerca del 50%) se verán mermados, puede ser el momento adecuado para que se hagan las reformas que limiten el crecimiento inorgánico de sus mandatos, su burocracia, del boato y privilegios innecesarios de sus funcionarios, para que el nuevo Secretario General que esperamos sea mujer (por primera vez), pueda iniciar su quinquenio en enero del 2027 con una organización remozada.

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