Cómo prevenir uso indebido de drogas en nuestros hijos menores



Cada vez resulta preocupante para los padres tal situación, sobre todo en tiempos donde las vías de acceso a sustancia se han diversificado, y vemos las políticas públicas favoreciendo la legalización de las mismas, que bajo el pretexto de evitar los perjuicios de la clandestinidad, ocultan el interés de una nueva forma de mercado que no se le quiere dejar al narcotráfico.

Por años, la prevención se ha basado en destacar los daños del consumo, restricciones para juntarse con “malas amistades”, y en última instancia, amenazas. En la actualidad, después de comprender el cómo se desarrollan las adicciones, se hace más claro trabajar una prevención efectiva.

Ya sabemos que el concepto drogas es mucho más amplio de lo antes pensado, y en el uso no radica el problema en sí, sino en la vulnerabilidad cerebral y mental que hace posible pasar del uso al abuso y posteriormente a la dependencia.

Ciertamente lo recomendable sería evitar el uso mismo, pero es tan difícil y casi inevitable lograrlo, que concentrar los esfuerzos allí, no resulta factible, ya que ingerir un vino, tomarse un analgésico, medicación para dormir…es usar drogas; y todos estamos de acuerdo que no es eso lo que procuramos prevenir en nuestros hijos, sino la relación indebida con ellas, que altera y deforma el comportamiento, que es a donde hacemos el llamado de atención y planteamos la prevención, enfocándonos en la necesidad de quien la usa, y no en la sustancia misma.

Si consideramos la droga un elemento estático, procuradas por el usuario de potencial adictivo, para un fin de carácter subjetivo, entonces repetimos que el énfasis debe ser puesto en el sujeto y no en el objeto. Para llegar al uso indebido de sustancias, se necesitan o factores de predisposición genética, vulnerabilidades psicológicas o influencia social que lleve al uso repetitivo y enfermizo; en todos los casos, dichos factores condicionan al individuo para que desarrolle la patología.

Un individuo con personalidad ansiosa, rasgos depresivos, obsesivo compulsivo, baja tolerancia a la frustración…será un candidato al uso indebido de drogas, porque encontrará en ellas un recurso adaptativo para poder lidiar sus realidades personales.

La prevención efectiva sería entonces evitar desde temprano crear situaciones de este tipo, donde muchas tienen lugar durante la crianza misma, no estableciéndose límites, sometiéndose al niño al abuso sexual, verbal o físico, generándole inseguridad y promoviéndose todo aquello que afecta la autoestima.

Es en ese contexto que el deseo y necesidad por las drogas encuentran cabida, hasta el punto de sentirla como medicina; y cuando logra su efecto “mágico”, no habrá forma de convencer que la actividad es perjudicial, sino que por el contrario, resultará “muy favorable”, obviamente hasta que la cura sea peor que la enfermedad.

Si vamos a prevenir, debemos cuidar que no se generen los factores de vulnerabilidad en los menores, porque salvo las realidades de predisposición genética, que tampoco son deterministas, las demás podemos trabajarlas para evitarlas; promoviendo una crianza para personas más seguras, resistente a la frustración, capaz de ponerse fácilmente en contacto con sus sentimientos y sin la necesidad de ser evasivos.

Una personalidad bien definida y estructurada, difícilmente encontrará gratificación adictiva en las drogas, y muchos menos estar dispuesta a sacrificar cosas significativamente importantes por ellas.

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