López Obrador: Estadista cinco estrellas



Ramón Vargas

Cuando el 1/7/2018, Andrés Manuel López Obrador, fue electo presidente del querido México lindo, todos los que en nuestro continente luchamos por la justicia y dignidad de nuestra América Morena (de Bolívar, Martí, Duarte y otros grandes libertadores), nos sentimos representados.
El México de Juárez, Zapata, Cárdenas y otros luchadores, ha sido ejemplo de resistencia y rebeldía ante las embestidas de ese Norte que, como dijera Martí, siempre está revuelto y brutal.

Su llegada a la presidencia del País de los corridos y mariachis vino en un momento importante para contener la agresiva embestida que la ultraderecha encabezada por Donald Trump y el eje Miami-Bogotá tenían contra el movimiento progresista en el Continente.

Esa elección, coincidiendo con la de Alberto Fernández en Argentina, inmediatamente trajo cambios importantes en la región. El Grupo de Lima pasó a peor vida y la presión hacia Venezuela disminuyó.

Previo a su llegada, México tuvo varios presidentes que traicionaron la tradición de su país y se entregaron a los intereses de la hegemónica potencia del norte; tal fue los casos de Vicente Fó (creo que se escribe Fox pero suena mejor así), Calderón y Peña Nieto.

Recordamos cuando Fó, que tiene rancho y residencia en California, piensa como gringo y no como latino, por orden de George W. Bush, excluyó a Fidel de una recepción de los países iberoamericanos.

Con López Obrador, México ha vuelto a su lugar destacado en la mesa del liderazgo y la dignidad latinoamericana.

A tres años y medio de gestión (en México son 6 años sin derecho a reelección), en un país donde los presidentes terminan haciendo agua, AMLO aumenta su popularidad. Y es que, a diferencia de él, los anteriores señalados, además de entreguistas, salieron como corruptos. Tan grande era la corrupción y complicidad de esos gobernantes, que habían mafias que se conectaban a los ductos del petróleo estatal para robárselo impunemente. Algo imposible sin la anuencia de los gobiernos anteriores.

La demanda de AMLO para que España indemnice y reconozca los crímenes de la conquista de nuestros pueblos aborígenes, merece el respaldo unánime de todos los países que fuimos y somos víctimas, pues como dice López Obrador, España nos sigue tratando como pueblos conquistados.

A más de 500 años de la masacre y el saqueo, con la complicidad de los que siempre actúan de espaldas a los intereses de las mejores causas, continúan robando a través de sus inescrupulosos empresarios.

Es tiempo ya de darnos a respetar, que no nos sigan mirando como indios a los que pueden seguir cambiando oro por espejos y que seguimos usando tapa rabos…

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