Juan Bosch y la filosofía cooperativista



Isidro Toro Pampols

Significativo el siguiente testimonio del profesor Juan Bosch que lo coloca, desde joven, en el sendero de la cooperación: “el hecho más importante de mi vida hasta poco antes de cumplir 29 años fue mi encuentro con Eugenio María de Hostos, que tenía entonces casi 35 años de muerto… Hasta ese momento, yo había vivido con una carga agobiante de deseo de ser útil a mi pueblo y a cualquier pueblo, sobre todo si era Latinoamericano; pero, para ser útil a un pueblo, hay que tener condiciones especiales. ¿Y cómo podía saber yo cuales condiciones eran esas, y como se las formaba uno mismo sino las había traído al mundo, y como las usaba si las había traído? La repuesta a todas esas preguntas, que a menudo me ahogaban en un mar de angustia, me la dio Eugenio María de Hostos” (1).
Estas palabras dan inicio al prólogo de la biografía del ilustre puertorriqueño, Hostos: El sembrador, escrita por el profesor Juan Bosch. En su título encontramos todo un mensaje. Rememora a aquellos que, diseminando ideas y patrias, emprenden estoicamente una difícil misión hasta ralentizan su accionar cuando el ciclón de la incultura se impone por la fuerza. Es la eterna lucha entre barbarie y civilización, tal como la describió don Rómulo Gallegos en su novela Doña Bárbara, ideario de progreso que asumen hombres como Hostos y Bosch, en la titánica tarea de arar en el mar, tal como sentencio Simón Bolívar. Esta lucha jamás muere. Siempre alguien asume el estandarte y la semilla esta allí, presta a germinar.
Así como Hotos dejó en el ideal educativo una impronta que habrá de marcar el espíritu de los moradores de esta América que aún parece sumida en el marasmo de lo inútil, el Bosch sembrador le dio formalidad a una institución de carácter socioeconómico, que tiene por divisa la igualdad sobre la base de la equidad, con prácticas democráticas y un sentido de horizontalidad que abre las posibilidades a aquellos ciudadanos que en el piso social, sienten que si hay futuro cuando ven el éxito de las cooperativas y la posibilidad de ingresar a una establecida o agruparse para fundar una nueva.
Juan Bosch divisaba los peligros de su Gobierno. Tras 23 años en el exilio y mostrar diáfanamente su formación humanista, ya siendo candidato presidencial su acción fue percibida como el inicio de un tiempo favorable para la nación. Su manera de hablar directa, sencilla, entendible por todos, le proporcionó grandes simpatías, porque además actuaba como lo que era: un hombre de principios.
Su pensamiento queda para la posteridad en sus escritos y discursos, en su ideario plasmado en la Constitución de 1963 y en el impulso que le dio al cooperativismo con un par de leyes sancionadas posterior a su caída, pero que fueron trabajada durante su corto gobierno, dándole base jurídica a una propuesta socioeconómica que integra aspectos mercantiles propios del mercado capitalista en el marco de un ejercicio de libertad en democracia social.
Hoy el cooperativismo crece vigorosamente en la República Dominicana. En cada grupo cooperativo que se transforma y logra su incorporación, se encuentra la semilla del sembrador, aquello que colocó en surco fértil el profesor Juan Bosch y corresponden a los cooperativistas no contaminar las cosechas.
• Juan Bosch, Prólogo para una edición puertorriqueña, en «Hostos el sembrador» (Río Piedras: Ediciones Huracán, 1976), 7.

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