¿Cumbre de qué?



-Ramón Vargas

En la ciudad de Los Angeles California, del 6 al 10 de diciembre, supuestamente se celebrará la novena «Cumbre de las Américas» que, tal parece, ni será cumbre ni tampoco de Las Américas.

Si el presidente Joe Biden insiste en excluir de la convocatoria a Venezuela, Cuba y Nicaragua, pretensión que promueve el gobierno norteamericano, tiende a convertirse en un estruendoso fracaso. Así, su pretendida política de relanzamiento en nuestro continente moreno, ante el auge de gobiernos progresistas, será tiro que terminará en la culata… En los Estados Unidos, definitivamente, han perdido la visión de la nueva realidad del mundo y de latinoamerica en particular.

Caracas, la Habana y Managua, ni siquiera han salido a protestar; otros, ya en una situación que explica los grandes cambios a nivel mundial, lo hacen por ellos.

La posición de dignidad y firmeza de Lopez Obrador, que cada día asume de manera brillante el liderazgo de los pueblos latino, ha puesto en jaque a Joe Biden. Este, a quien Trump califica de viejo senil, solo tiene dos opciones: hacer una cumbre abierta y representativa o un encuentro con Ivan Duque, Luis Abinader y uno que otros títeres como ellos.

La decisión de AMLO de no asistir como protesta, por la pretendida exclusión de países que no simpatizan con la política hegemónica de Washington, suma cada día más y más presidente. Aunque parezca increíble, hasta el ultraderechista, Bolsonaro, que en nada simpatiza con los gobiernos progresistas del Continente, se suma a la posición de López Obrador.

Luis Arce de Bolivia, Fernández de Argentina, Xiomara Casrro de Honduras y casi todos los 15 del CARICOM se han sumado a la iniciativa de México. En una unidad sin precedente, le dicen a Washington basta ya de prepotencia hegemónica. Esto crea una decisión difícil para Biden, en cualquier escenario pierde; de insistir en una cumbre excluyente, quedará en la mesa todo el champagne y la picadera; después de todo, solo para eso sirven las cumbres y encuentros en Washington; y si la hacen invitando a todos, se evidenciará que su papel de mandamás es solo referencia de una desgraciada historia.

En pocas ocasiones los Estados Unidos está en una posición que en la cara A y B de la moneda será derrotado. Ya la mentalidad de la guerra fría o la de imponer títeres como Juan Guaidó en este mundo de hoy, no es posible. Ojalá Estados Unidos, que tiene un noble pueblo, entienda que su futuro está en caminar con la historia, no en contra de ella. El desgastado argumento de defender principios y valores aplicando política de doble moral, solo tiene eco en sus fanáticos supremacistas…

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