Importancia del “otro” en el desarrollo asociativo




Isidro Toro Pampols

La asociatividad es una facultad social de los individuos o grupos de personas organizadas, como un medio de sumar esfuerzos y compartir objetivos para dar respuestas necesarias de forma colectiva.
Asociatividad, desde la perspectiva de la sociología organizacional, es la unión libre de personas, grupos u organizaciones con fines propios, en que las unidades agrupadas como miembros aportan su contribución en la realización de los objetivos comunes.
Visto lo anterior, cobra importancia la relación entre individuos orientada a lograr los objetivos planteados, por ello el rol del “otro” es objeto de estudio por parte de la psicología social en el marco de las investigaciones sobre la conducta organizacional.
Desde finales siglo XIX se viene estudiando la incidencia del “otro” y su efecto motivacional en el rendimiento de quienes interactúan. Estos resultados son de importancia para el desarrollo asociativo tanto en cuanto son organizaciones que funcionan sobre la base de la idea de cooperación.
El “otro” es un concepto introducido por el filósofo pragmático estadounidense George Herbert Mead (1863-1931) para analizar la socialización. Partiendo de allí, se estudiaron los efectos del “otro” en la facilitación social, entendida como los procesos y efectos que ocasionan sobre la conducta de los individuos la presencia de “otros” sujetos.
Entre los primeros trabajos experimentales se encuentran los de Norman Triplett quien en 1897 adelantó estudios sobre como la presencia del público afectaba el desempeño en ciertas actividades deportivas, tales como carreras de ciclistas, levantamiento de pesas, entre otras, concluyendo que las evidencias empíricas parecían apuntar a que los demás tenían una influencia positiva sobre el comportamiento de los atletas.
Estas conclusiones dieron pie a una serie de experimentos ya con mayor rigor científico. En la Universidad de Harvard el norteamericano Floyd Henry Allport (1890-1970), considerado el padre de la psicología social como disciplina científica, investigó las relaciones en diferentes ambientes de trabajos, tanto intelectuales como de tipo físico. Allport estudió comportamientos en situación de aislamiento y de coactividad, encontrando que la coactividad proporcionaba unos resultados significativamente positivos. La teoría de Allport se resumía en la siguiente frase: el escuchar y ver a otros hacer las mismas cosas, logra aumentar las respuestas en proceso. (1)
Durante las primeras décadas del siglo XX se generalizó una falsa impresión sobre los efectos positivos de la coactividad. Estudios posteriores pusieron de bulto que la realidad social es más compleja que los resultados facilitados por los estudios señalados.
Con el paso del tiempo las nuevas investigaciones han incorporado variables como la motivación, la aprehensión de la evaluación, la relación conflicto-distracción, el sentirse observado o monitoreado, entre otras, lo que ha dado pie a desarrollar variadas teorías.
El liderazgo en agrupaciones de corte horizontal y democrático, como las asociaciones de productores, cooperativas, entre otras, deben tener presentes que no resultan ser tan efectiva para modificar fenómenos propios de la conducta organizacional la aplicación de las técnicas tradicionales con el fin de aumentar la motivación individual, como la fijación de objetivos y las recompensas o sanciones. Veamos un ejemplo: la holgazanería colectiva o la tendencia a disminuir el rendimiento cuando se trabaja en grupo. La experiencia aconseja algunas pautas específicas y adecuadas para superar el haraganeo laboral, como identificar y determinar el rendimiento individual; fomentar la idea de que el desempeño individual es indispensable para el éxito del grupo, en casos de equipos numerosos, procurar segmentarlos para realizar el trabajo en pequeños conjuntos, entre otras muchas alternativas experimentadas.
Conocer estudios sobre conducta organizacional es fundamental para el logro de las empresas en general y de las asociaciones basadas en la cooperación en particular. Recordemos que en el desarrollo asociativo el “otro” es un actor que muchas veces es un socio de la agrupación y a su vez trabaja con clientes que son asociados, lo que tiene implicaciones que los lideres deben observar y cuidar.
Sin el concurso entusiasta del “otro” ninguna asociación puede progresar, sea esta una ONG, cooperativa, grupo cultural, deportivo, de productores, partido político o de cualquier variedad. Todo el diseño organizacional, definición de la visión, misión o la incorporación de avances tecnológicos en una asociación, pasa por el tamiz de los seres humanos y allí el “otro” juega un rol primordial.

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