La muerte de Isabel 11




-Ramón Vargas

Con tantos problemas en el mundo (económicos, sociales, energéticos y medioambientales), además de varios conflictos armados, hemos tenido que soportar 2 semanas a los medios occidentales hablar de la muerte de la nonagenaria Isabel 11. Esa señora, que ojalá en el otro mundo encuentre la paz que a tantos negó, como nadie encarnaba los abusos del colonialismo de la corona británica en el último siglo: expolio, masacres, guerras, crímenes, etc., ect.

Las monarquías no tienen razón de ser en estos tiempos que vivimos, son anacrónicas, clasistas, racistas y siempre ligada a lo peor; carecen de los más mínimos escrúpulos cuando se trata de amasar fortunas que le garantizen vida de lujos y abundancia. Y las monarquías inglesa y española son dos de los peores ejemplos; tanto una como la otra, son famosas ocupando titulares por los múltiples escándalos que protagonizan…

Todavía recordamos el famoso audio del hoy rey Carlos 111, de sus infidelidades con Camila (hoy reina), en ese entonces casada con un oficial inglés que terminó provocando la separación con Lady Di. Infidelidades que la difunta reina avalaba, pues, Diana terminó muerta y Camila Reina.

Su tercer hijo, Andrés, tuvo que entregar millones de dólares para no ir a un juicio por violación de menores. Por ese escándalo, su amigo, Jeffrey Epstein, que buscaba a las menores para sus orgías, terminó en prisión por pederastia. No hay que olvidar que la difunta Reina, a quien hoy pretenden canonizar, recientemente exilió en California a Meghan Markle, esposa de uno de sus nietos, por no ser blanca de sangre azul y de ojos verdes.

Esos son apenas algunos episodios de los hechos que marcaron la vida de su reinado.
La situación de la monarquía española es igual de corrupta y carente de ética. El rey Juan Carlos 1 es simplemente un delincuente.
Luego de varios escándalos y que se comprobara que recibió 100 millones de dólares de Arabia Saudita, su hijo Felipe, en favor de quien se vio obligado a abdicar, lo exilió al Medio Oriente. Eso para calmar a los españoles que pedían su cabeza. Previo a eso, el marido de su hija Cristina, Urdangarin, había sido condenado por tráfico de influencia en el famoso caso Nóos luego que el juez José Castro en un juicio que duró del 2010‐ 2017, lo condenara por sus acciones delincuenciales.

Es una vergüenza que en pleno siglo 21, los contribuyentes europeos que hoy sufren escasez y la amenaza de un invierno que a muchos congelará, tengan que sacrificarse manteniendo una clase parasitaria…

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