Dando Jaque: Ucrania el camino a la balcanización



-Ramón Vargas

El término geopolítico, balcanización, usado de manera peyorativo, viene de la guerra de Los Balcanes (1912 ‐ 1913), y ganó fuerza luego de la división de los países balcánicos, que Occidente en su pretensión de dominio absoluto patrocinó, parece que nuevamente se pondrá de moda en la guerra de Ucrania.

Así las cosas, Occidente camina lento pero con mucha probabilidad de recibir un trago de su propio chocolate.

En medio del triunfalismo por la caída del Muro de Berlín, con una Rusia sumida en el Cao, dirigida por el borracho Boris Yelsin, Estados Unidos y sus aliados afilaron el cuchillo hacia la Yogoslavia fundada por el croata Josip Broz Tito. Logrando lo que en tiempo de la U.R.S.S., aliada tradicional de Belgrado, no le fuera posible: la desintegración de la Federación creada por Tito al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Y no solo conspiraron para destruir Yugoslavia sino que bombardearon Belgrado para destruir a Serbia, el centro político de la antigua Federación.

La guerra de Ucrania nos enseña hoy, cómo el mundo occidental, con toda su prepotencia y maldad, se derrumba como castillo de arena.

Se evidencia, pese a todos sus recursos, que los malos de ayer no son tan malos, ni los buenos son los que decían ser… Ya la inmensa mayoría hace conciencia y se resiste a ser dirigida por una ínfima minoría; los pueblos tienen más conciencia de su fuerza y poder, manejando sus recursos, limitando la capacidad de que Occidente prospere robando las riqueza ajenas…

La estrategia de vencer a Rusia a través de las sanciones y limitar a China desarrollando una guerra comercial, terminará fortaleciendo más tanto a Moscú como a Pekín; solo lograrán que los dos gigantes prescindan de Occidente, desarrollándose con recursos propios.

En el conflicto ucraniano se está evidenciando la debilidad de un mundo que nos vendían como un poder imbatible.

Si la guerra mantiene su curso en el orden convencional, Estados Unidos y sus aliados recibirán una dura derrota; si se torna nuclear, podemos escribir un epitafio colectivo…

La muralla defensiva establecida por Rusia, respaldada por su gran poder cerca de sus fronteras, con poder aéreo y la flota del Mar Negro, a todo lo largo de las regiones conquistadas, solo tiene una lectura: llegamos para quedarnos…

Por más recursos y ayuda que Occidente les brinde, Ucrania no podrá recuperar Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Crimea ni pensarlo. Más aún Occidente con sus propios problemas.

Un dólar que se debilita y un yuan que se fortalece, con varios países haciendo filas para unirse a los BRICS. En un Medio Oriente donde varios líderes no le cogen el teléfono a un Biden que, según Trump, «está gagá».

Todo en medio de un envalentonamiento colectivo, luego de la huida del Tío Sam de Afganistán. Así las cosas, la derrota de Zelensky es sólo cuestión de tiempo.

La gran pregunta es: ¿sobrevivirá Ucrania como país?

La probabilidad de que Occidente sea testigo ocular de su desintegración, es alta. Para nadie es un secreto que Polonia quiere un pedazo en la parte occidental y Hungría tratará de ocupar Transcarpacia, donde vive una minoría húngara.

Ya Rusia ocupa todo el corredor por donde siempre, desde Napoleón a Hitler, ha sido agredida e invadida. Y ni hablar del vital corredor marítimo de Crimea que sirve de base a la flota de submarinos del Mar Negro.

La desesperación de Zelensky alentando acciones terroristas, no se justifican, pero se explican; por todos lados está liquidado…

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