-Ramón Vargas
Cuando Charles Perrault escribió en el siglo XVll el cuento infantil: “Caperucita Roja”, quería signicar como moraleja, que en el inmenso y salvaje bosque de la vida, a todos se nos puede presentar un lobo feroz.
De esa icónica obra infantil hay muchas versiones e interpretaciones; otra moraleja es: siempre desconfiar porque el peligro acecha y, sobre todo, no invocar al lobo, porque llega y te devora…
El chino Sun Tzu, considerado el más grande estratega militar de la historia, en su obra ‐de lectura obligatoria para todos los académicos militares‐, el Arte de la Guerra, nos enseña que para ganar una batalla hay que sorprender y engañar al enemigo, estrategia en la que coinciden desde, Sun Tzu, hasta todos los grandes genios militares a través de la historia, como: Alelandro Magno, Napoleón, Gengis Khan, Shevaji Majaraj, Nguyen Von Giap, entre otros.
Resulta inexplicable, desde el punto de vista militar, la anunciada (más que la muerte de Santiago Nasar) contraofensiva que a diario pregona Zelensky, cascareando como gallina un huevo que nunca pone y con fechas que tampoco llegan…
Tal parece que la presión enorme de prometer ‐a los bobos de Occidente‐ una victoria que solo su mente de comediante podía creer, lo está consumiendo. Mantener ese discurso, que ya ni sus aliados consumen, es la única manera para justificar una guerra que otros pagan.
Cuando dejen de llegar los dólares y armamento de Occidente, que tiene su propia crisis, con ciudadanos que ven disminuir su calidad de vida, Zelensky ‐y él lo sabe‐, estará liquidado. Ese conflicto se está convirtiendo en un círculo vicioso, con Ucrania poniendo los muertos y otros pagando.
Las últimas acciones terroristas promovidas por Kiev para provocar más a Rusia, buscan reciprocidad de Moscú; a pesar de las declaraciones del radical Mevedev, Putin ‐creo yo‐, no caerá en esas provocaciones; y aunque tiene todos los medios para eliminar a los nazistas ucranianos, dejará que sean los europeos que desenreden el rollo que armaron.
Para Zelensky, sería mejor terminar como héroe muerto que como Guaidó en Miami.
Para desgracia, la cacareada contraofensiva, aunque sea como intento, llegará y será un sacrificio inútil que segará muchas vidas de jóvenes ucranianos.
Los rusos esperan, y si damos crédito a los recursos y poder de Moscú y a la frase aquella que “guerra avisada no mata soldados”, sabemos como terminará.
A Occidente no le importa mucho, como siempre, la verán en televisores. Y es que de tanto anunciar que viene el lobo, da la impresión de que cuando este llegue a los quemados bosques ucranianos, lo hará sin garras y sin dientes…
