El Presidente Balaguer no podía interferir, contradecir, ni oponerse a la Política Exterior de Contrainsurgencia trazada globalmente por los Estados Unidos a las Fuerzas Armadas y Policiales del sistema Capitalista en todo el continente, para combatir la lucha armada revolucionaria pro comunista que se exportaba desde Cuba hacia los países del Hemisferio Occidental.
La CIA y las misiones de Asesores Militares Norteamericanos adscritas a las diferentes embajadas estadounidenses acreditadas en los países del continente, coordinaban los planes estratégicos de inteligencia, contingencias y contrainsurgencia directamente a los altos mandos militares y policiales.
En ese sentido, «la Guerra Fría» era una variable exógena, imponderable, fuera de control y del ámbito de decisiones de los mandatarios de la época.
Por esas razones es una falta de conocimiento atribuirle al Presidente Balaguer la responsabilidad de la política exterior represiva Anticomunista de Washington, dirigida a todos los paises de America Latina en el contexto internacional de «la Guerra Fría».
Balaguer, por convicciones personales y politicas, simpatizaba y se identificaba con el Sistema Capitalista y con los Estados Unidos, nuestros tradicionales aliados estratégicos en el contexto de «la Guerra Fria» y nuestros principales socios comerciales; por tanto, todos sus actos desde el gobierno se inclinaban a favorecer el orden que interesaba al sistema.
