Isidro Toro Pampols
Vivimos en un mundo donde los Derechos Humanos no solamente son una obligación en muchas regiones incumplidas, sino que cada día están más amenazados.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 en París, que recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos.
Los efectos nos fueron inmediatos. Tres décadas después se logró un consenso internacional para establecer la obligatoriedad para los Estados de proteger los derechos humanos al entrar en vigor los Pactos Internacionales de Derechos Humanos que comprenden lo que se ha denominado Carta Internacional de Derechos Humanos.
Hasta la fecha son nueve los tratados que conforman el cuerpo básico de instrumentos internacionales de derechos humanos: derechos civiles y políticos, económicos y sociales, contra el racismo, contra la discriminación de las mujeres, contra la tortura, derechos de la niñez, trabajadores migrantes, contra la desaparición forzada y derechos de las personas con discapacidades.
El menú en materia de derechos humanos es muy amplio. No solamente las aberraciones que se registran en conflictos armados, en la acción policial o la acción coercitiva de los gobiernos en materia política.
La rápida transformación industrial en países como China, India y otros tigres asiáticos han avanzado en buena medida mirando de lado la materia de derechos humanos. Recuerdan la Revolución Industrial de la Europa del siglo XIX.
Pero no solamente en esos países en vía rápida de transformación. También en sociedades más comprometidas con el pasado como muchos de América Latina y África.
En ambos casos hay mucha relación laboral que se puede calificar de servidumbre al estilo feudal y, en casos extremos, de esclavitud.
También hay delitos que laceran los derechos humanos: el trafico de personas, especialmente la “trata de blancas”, que es un termino que viene del siglo XIX, pero que los delincuentes no distinguen grupos étnicos; igualmente el manejo ilegal de migrantes o drogas, que están liquidando nuestra civilización occidental.
Reciéntenle la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania Annalena Baerbock visitó China y en conferencia de prensa conjunta con su homólogo chino Qin Gang, la ministra criticó abiertamente las violaciones de los derechos humanos contra la minoría musulmana de los uigures.
El representante del Gobierno de Xi Jinping señaló que China no necesita «un maestro de Occidente», y, además, «no existen normas universales en el mundo» para la protección de los derechos humanos, desconociendo que existe la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y los pactos señalados.
El anterior ejemplo coloca sobre la mesa el tema de la visión universal de los derechos humanos que está siendo atacada actualmente por muchos gobiernos autoritarios y hasta algunos que se entienden como democráticos.
Otro tema es el de la informática y las consecuencias que el uso de algunos programas esta dejando en la sociedad. En un mundo que evoluciona a velocidad vertiginosa, que la sistematización nos sobrepasa y pareciera que llegará el momento en que las computadoras decidirán casi todo en nuestra vida, siendo el punto nodal conocer quien programará esos ordenadores.
Hoy los derechos humanos es un tema inconcluso a lo interno en las agendas de la mayoría de los países y causa de preocupación a nivel internacional.
