El despertar de RD



Dr. Isaías Ramos

En esta época del año, en la que reflexionamos y buscamos darle un sentido humano a nuestra existencia, la cercanía de la Navidad nos ofrece una solución contra el ir sin rumbo y actuar sin propósito.

En momentos difíciles, donde la incertidumbre y el miedo parecen ser constantes, debemos recordar que somos más fuertes cuando estamos juntos. La adversidad puede ser abrumadora, pero si nos unimos y nos enfocamos en un objetivo común, podemos superar cualquier obstáculo.

Es muy doloroso ver a tantas personas viviendo en la absoluta miseria e ignorancia en nuestro país, inmersas en un mundo de depravación sin principios ni valores claros, donde la dignidad humana es menospreciada. Uno se pregunta: ¿Qué está sucediendo con nuestra sociedad? ¿Hasta cuándo permitiremos este paisaje desolador lleno de pobreza y desigualdad flagrante?

Ha llegado el momento de rectificar nuestras conductas. Debemos trabajar incansablemente para erradicar las injusticias que alimentan este sistema inhumano y restaurar la dignidad del pueblo dominicano.

La realidad es que estas injusticias y exclusión social son resultado del salvaje neoliberalismo que se ha arraigado cada vez más durante las últimas tres décadas gracias a una clase política corrupta.

Es fácil dejarse llevar por la oscuridad y perder la esperanza en momentos como estos. Sin embargo, es precisamente en estas situaciones cuando más necesitamos creer en nosotros mismos y en nuestro poder para generar cambios positivos.

No debemos permitir que el pesimismo nos paralice; al contrario, debemos utilizarlo como motivación para actuar.

La utopía de vivir en un país donde prevalezca el orden, la justicia y la igualdad de oportunidades no es un sueño lejano; puede ser el motor que nos impulse a construir un futuro en el que la esperanza se convierta en una realidad virtuosa.

La esperanza es lo que impulsa cualquier renovación. Es activa y exige compromiso y convicción. Propongámonos transitar hacia un 2024 en el que el horizonte no esté oscurecido por la indiferencia y la decepción. El futuro comienza a construirse en el presente, y este desafío nos llama a todos a asumir nuestra responsabilidad.

Hemos vivido 27 años marcados por una corrupción desmedida, impunidad, robo, saqueo y endeudamiento inimaginables que han llevado al país al borde del abismo. Mientras estos corruptos disfrutan de lujos durante esta Navidad, la mayoría del pueblo solo desea tener comida en su mesa para saciar su hambre. En medio de tanta injusticia y oscuridad, solo podemos encontrar luz a través de la esperanza.

En el FCS trabajamos día a día para adelantar el momento de renovar nuestra ilusión y nuestra capacidad para superar nuestras diferencias. La Navidad es tiempo de unión; tenemos mucho en común y una patria que nos pide refundarla basándonos en los principios y valores que le dieron origen.

Dejemos atrás las divisiones y aprendamos a respetarnos y amarnos los unos a los otros. Abramos nuestros corazones, seamos generosos y miremos juntos hacia el futuro.

Que la estrella de Belén ilumine nuestro camino hacia un futuro de unidad, donde el hambre y la sed de justicia sean saciados y seamos protagonistas en la construcción de un país donde prevalezca el orden, la justicia y la igualdad de oportunidades que todos anhelamos.

¡Despierta RD!

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