Después del 19 de mayo de 2024



Por Rafael Céspedes Morillo

Hace varias semanas publiqué un artículo por el que recibí muchas llamadas, llamadas con diferentes interés, unas para decirme que estaba arriesgando mi credibilidad, otro para preguntarme si quería beneficiar a un sector y otros para criticarme.

A todos gracias, porque son ustedes mezclados como componentes sociales los que me impulsan a seguir diciendo lo que creo, al margen de lo que quiera.

Insisto en señalar que para mí las palabras tienen valor, pero no precio.

“Aun el tren se puede descarrilar”, así titulé el referido artículo, en el que señalé los números que mis análisis decían cuáles serían los resultados de las elecciones del pasado domingo 19 de mayo.

Dije que Abinader ganaría con un 58%, que Leonel estaría en segundo lugar con un 25%, que si pasaba esa cifra no llegaría al 30%; señalé que Abel no pasaría de un tercer lugar y no muy cercano, que estaría entre un 13 y un 15, sin dejar la suerte fuera del escenario. Con ella de su lado, pudiera alcanzar el 18%.

Como vimos los resultados del domingo pasado, exactamente así fueron los números. Este lunes 20 de mayo, cuando escribo este artículo, debo haber recibido 40 y tantas llamadas de felicitación todas, y algunas 15 para invitarme a programas de entrevistas, peticiones que iré complaciendo en la medida de mis posibilidades, porque no puedo desatender mis compromisos profesionales y primarios.

Uno de los temas que me gustaría abordar en este momento es la alta abstención, esperando que en este caso no vuelvan con las justificaciones inválidas como ocurrió en las pasadas elecciones del 18 de febrero de este mismo año.

Creo que la abstención de este pasado domingo fue más alta que cualquier otra que recuerde para el nivel presidencial.

El resultado de mis análisis me dice que el crecimiento de la abstención es directamente proporcional al desencanto, a la falta de motivación, la baja calidad en la comunicación, a una campaña sin propuestas concretas, a que los pueblos, como el nuestro comienzan a alejarse de los ‘’lideres mesiánicos’’.

Ya el votante no acude a votar por el líder/caudillo. Para votar está pidiendo más que eso, está pidiendo que lo convenzan de lo que le dicen, que le demuestren la realidad de sus propuestas.

Quieren que los miren a los ojos con calidad de actores para que “me muevan a ir a votar’’. Aclaro que este traje es unisex, les sirva a todos.

Pero me satisface decir que nos esperan mejores días, días de crecimientos de diferentes tipos, mejores y más capaces lideres, mejores discursos, mejores formas y mejores en muchas mas áreas, como serán mejores y contundentes construcciones de espacios de calidad para compartir y poder existir, a los que quieran de verdad ser líderes.

Veo un 2028 especial y muy diferente, y de eso hablaré en el próximo articulo.

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