Masonería siglo XXI



Isidro Toro Pampols

La masonería es una escuela de filosofar que aborda los temas de actualidad con sentido crítico en el marco de la libertad de pensamiento. Es una institución en torno a la cual se tejen innumerables historias, incluso de conspiración internacional para controlar el mundo.

También existe la masofobia, o el odio sistemático a la masonería. Hoy vamos a abordar algunos aspectos de esta institución y hacer una reflexión de esta con respecto a la tendencia que se proyecta en el sistema político internacional de nuestra época.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la masonería es una «asociación universalmente extendida, originariamente secreta, cuyos miembros forman una hermandad iniciática y jerarquizada, organizada en logias, de ideología racionalista y carácter filantrópico» (1). Esta definición es, quizás, las más aceptadas universalmente.

La palabra proviene del francés «maçon», que significa «albañil». A su vez esta procede del vocablo germánico «makon» y de la raíz indoeuropea «mag»: amasar, amoldar (2).

El origen cercano de la masonería, llamada también francmasonería, está en los gremios de albañiles de la Edad Media quienes construyeron las grandes catedrales de Europa, así como castillos, carreteras, puentes, atalayas, entre otras obras.

De allí que sus emblemas son el compás, la escuadra y el mandil; sus grados jerárquicos se denominan aprendiz, compañero y maestro.

Tanto en la Edad Media, como en la Antigüedad, pocos eran las personas que poseían conocimientos de aritmética, algebra, gramática y retórica, tan necesarios para levantar obras que han perdurado por siglos.

Estos especialistas de la construcción se organizaron sigilosamente y guardaron con celo los secretos de su profesión. De seguro no ocurrió solamente en la Edad Media, sino desde los tiempos en que la humanidad paso de nómada a sedentaria y se desarrolló la arquitectura con el urbanismo.

Ya en la Grecia de Solón (638-558 a.C.) se habla de grupos organizados de constructores, artesanos y otras especialidades.

En la Europa medieval, regida por el régimen feudal cuyo sello distintivo era la servidumbre y signada por innumerables guerras, los masones eran individuos libres que eran solicitados por las ciudades, especialmente para la construcción de las grandes catedrales.

Así que en un mundo gobernado por el autoritarismo de los señores feudales y caracterizado por la escasa cultura, incluso en las capas altas de la sociedad, los maestros constructores gozaban de ciertos privilegios y sus agrupaciones (logias) eran centros que atraían las mentes libres de los filósofos quienes participaban en las discusiones sobre temas que, más allá de los muros de las logias, se consideraban heréticos y causa de pena de muerte.

A medida en que se avanza hacia la Edad Moderna y el conocimiento se hace más accesible, aunque no libre (se fundan universidades y otros centros académicos), la relación cercana con filósofos continua, especialmente con los de la Ilustración, transformándose en una especie de foros donde se podían discutir arriesgadas tesis sin importar si los tertulianos eran protestantes o católicos.

Mientras en las calles se desangraban los pueblos en guerras religiosas, en los centros masónicos se debatía sobre el predominio de la razón humana y la creencia en el progreso.

En 1717 se forma la Gran Logia de Londres. Se dejaba atrás la masonería operativa, orientada a la construcción de catedrales y otras edificaciones, abriéndose oficialmente el espacio a la especulativa o filosófica.

Otras grandes logias se fundan en Francia, 1725 y España e Italia en 1728. Estas grandes logias no ejercen una relación de dominio sobre la masonería afiliada y si preservan el derecho al ejercicio del libre pensamiento en cada una de ellas.


Personajes como Montesquieu (1689-1755) o Voltaire (1694-1778) fueron masones. La incidencia de la masonería en la Revolución francesa es notable, más por compartir ideales con la burguesía que catapulto el movimiento rebelde que por acción organizada y coordinada por las logias parisinas. (3)

En América fueron masones muchos de los héroes de la independencia de las repúblicas emergentes: Washington, Miranda, Bolívar, San Martín, Sucre, Duarte, Martí entre otros grandes luchadores por la causa de la emancipación americana. Pero hay que señalar que el brigadier Pablo Morillo, enviado por el reino de España a «pacificar» las colonias, era masón.

También buena parte del estado mayor del Ejercito Realista. Igual ocurrió con los militares al servicio de Inglaterra en su lucha contra el Ejército Continental dirigido por Washington.

En los siglos XIX y XX pertenecer a este tipo de organizaciones libertarias secretas, enfrentadas a los grupos de poder de su tiempo, era signo de progresismo. El florecimiento de la democracia, tanto en Europa como en América, pasa por la acción de innumerables masones. Ser masón era y es un alto honor.


En el tiempo actual vivimos lo que se conoce como la «Disneyficación» de la política. El mismo es un término que describe cambios en la sociedad que procuran hacerla parecer a los parques temáticos de Walt Disney.

Estas transformaciones implican homogeneización, en la sociedad, de usos y costumbres, hábitos en el consumo, jerga, música, entre otras expresiones de la cultura especialmente urbana. En nuestros días, hasta por facilismo, hay sectores políticos que sufren de «Disneyficación».

Los investigadores sociales de la cultura urbana, sociólogos, politólogos, psicólogos sociales, entre otros, estudian la realidad del cambio social el cual es dinámico, permanente y que, a lo largo del tiempo, adquiere nuevas formas marcadas por el desarrollo tecnológico, la globalización y una expresión de lo anterior: las nuevas formas de comunicarse.

De allí que muchos investigadores sociales contemporáneos basan sus estudios en la relación tecnología-sociedad, auscultando el impacto de la innovación tecnológica (IT), de cómo cambian los usos y costumbres en la colectividad, además de como modifican el sistema político que rige al Estado, al igual que la Internet como espacio específico donde se desarrolla buena parte de la interacción humana en estos tiempos.

La Masonería en este siglo XXI, además de seguir trabajando en la construcción individual del templo de virtudes, debe agendar temas que atentan contra la libertad de pensamiento y que pueden desembocar en formas de control social por medio de la creación de identidades colectivas que retrotraiga los escasos niveles de libertad alcanzados a tiempos que pensamos se habían superado.

Estamos amenazados con sufrir una nueva «Edad Media», donde los señores feudales de la tecnología controlen al ser humano desde el frio salón donde se encuentra el «cerebro» de una mega computadora que indicará, según los parámetros de quien diseñó el programa, quienes deben dirigir el sistema político de la sociedad según los intereses establecido.

Notas:
1) https://dle.rae.es/masoner%C3%ADa
2) http://etimologias.dechile.net/?maso.n
3) Arellano, Edgar Ortiz. Francmasonería, Revolución Francesa y apropiación ideológica del arte neoclásico. http://scielo.iics.una.py/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2414-89382020000200193

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