La cultura de Rambo



Ramón Vargas.

Es impresionante la capacidad de Estados Unidos, quien usa sus recursos mediáticos para esconder fracasos y convertir derrotas en victorias. Rambo es un buen ejemplo.

La derrota en Vietnam produjo un gran trauma en la sociedad norteamericana, pero Rambo volvió, rescató los prisioneros y solo destruyó los soldados que miles de tropas derrotadas no pudieron hacer.

También en los procesos donde tienen un rol secundario, Hollywood se encarga de cambiar los roles.

Desde pequeño escuché que la segunda guerra mundial se había decidido con el desembarco de Normandía y la campaña de George Smith Patton en el sur de Europa. Nada más lejos de la verdad. La derrota del Mariscal Von Paulus en Stalingrado, el fracaso de Erich Von Manstein en la batalla de Kursk, dirigida por Georgui Zhúkov, donde participaron tres millones de soldados y 6,300 tanques (la más grande de la historia), y las derrotas en los cercos de Moscú y Leningrado, esa es la historia que marcó el principio de la derrota nazi que los cineastas de Hollywood no podrán cambiar. Sin demeritar la resistencia del pueblo inglés liderada por Winston Churchill y lo importante que fue el desembarco en la playa francesa de Normandía.

La guerra en Ucrania nos recuerda una realidad constante: siempre la primer víctima es la verdad.

Ocultar y maquillar acontecimientos se generaliza en todos los conflictos bélicos y en eso Occidente se especializa. De ahí que no resulte extraño que estén ganando la guerra de la desinformación. Veamos… Hay dos hechos muy importantes que apenas han sido reseñados por los medios occidentales y que demuestra que la tan cacareada unidad no es tal.

Era impensable meses atrás que Arabia Saudita, su aliado tradicional, no sólo se negara a una petición de un presidente gringo, sino que se negaron a responder la llamada de Biden.

Segundo, la tan prometida «sanción nuclear», desconectando a Rusia de la plataforma bancaria SWIFT, no pudieron hacerla de manera total, por la oposición de Alemania, ¿la razón?, es el sistema que usa la mayor potencia económica europea para pagar la factura de los combustibles del país euro asiático. Y más impactante fue su argumento: «si nos desconectamos de los combustibles rusos, nos quedamos sin transporte».

Pretender derrotar a Rusia con sanciones es una utopía, el chantaje de usar ese mecanismo de presión se está agotando. Si no pudieron contra Irán y Venezuela, contra Rusia es mucho menos posible; más aún con China en la retaguardia…

Tener que acudir a Nicolás Maduro para que ayude a levantar la producción mundial de petróleo; si a ese Maduro por quien ofrecían 15 millones de dólares por su captura, es la mayor muestra de su debilidad.

¿Y Juan Guaidó?, como siempre, los débiles y mediocres terminan sacrificados. Como sacrificado terminará Zelenski, este a quien promueven como David enfrentado a Goliat, cuando la realidad es diferente, es Putin enfrentado al gigante OTAN.

Zelenski no tiene salida. Si negocia con Rusia es posible que termine asesinado por los radicales que él auspició. Recordemos que uno de sus negociadores fue ejecutado por el servicio secreto ucraniano, porque entendían que su posición favorecía a los rusos. Y si no negocia será derrocado por las tropas de Putin. Tal vez su única salida será que lo saquen de Ucrania y lo conviertan en un Guaidó en el exilio.

Si se queda en Kiev tendrá problemas. En ese juego el eslabón débil es él, lo más probable es que termine arrojado al reactor de Chernóbil…

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