Cooperativismo y partidos políticos



Isidro Toro Pampols

Algunos partidos políticos dominicanos tienen orgánicamente en sus estructuras una secretaria de asuntos cooperativos. Lo anterior es un tema delicado por la naturaleza del cooperativismo y todo depende del alcance de los precitados organismos funcionales. Veamos algunas consideraciones.
1.- Los partidarios de la doctrina social de la Iglesia encuentran en el cooperativismo la organización que permite hacer realidad sus postulados de fraternidad y equidad en el marco de la economía. No son pocos los ejemplos que se registran en distintos países, donde personas vinculadas a las iglesias y movimientos religiosos fueron promotores del cooperativismo como vía para hacer bueno el pensamiento cristiano. Entre otros podemos señalar al cuáquero holandés Peter Cornelius Plockboy (siglo XVII), a los franceses Philippe Joseph Benjamin Buchez (1796-1865) y Charles Guide (1847-1942).
2.- Las primeras cooperativas se desarrollaron en Europa durante el siglo XIX, acicateadas por las desigualdades económicas, sociales y las relaciones de dominación durante la Revolución Industrial. En 1844, los Pioneros de Rochdale fundaron el movimiento cooperativo moderno en Lancashire (Inglaterra). El principio que predominó fue la solidaridad de sujetos económica y socialmente débiles en su individualidad, frente a las grandes fuerzas dominadoras.
3.- En el pensamiento social dominicano se destaca Ulises Francisco Espaillat, en la segunda mitad del siglo XIX, quien bajo el seudónimo de “María”, escribió una serie de artículos durante la primera administración de Ignacio María González. Espaillat hace énfasis en la creación de un espíritu de asociación que desterrase el individualismo indisciplinado y criticó a la “clase directora”, a la que él pertenecía. Su ideario se enmarca en el parámetro descrito en el párrafo anterior. Propugnó por la conformación de sociedades de oficios, culturales, patrióticas y religiosas. Abogó, y fue un pionero, por cooperativas en forma de cajas de ahorro, que permitieran el acceso de los productores al crédito con intereses blandos.
4.- En 1917 se funda en México el Partido Nacional Cooperativista (PNC), bajo la presidencia del general Jacinto B. Treviño. En su programa contempla fomentar el cooperativismo como solución a los problemas sociales y económicos de la nación, experiencia de corta duración ya que en la década de los años veinte desaparece como organización partidaria.
5.- En 1917 el Congreso del Movimiento Cooperativista británico deicidio crear un partido político con el fin de llevar adelante las ideas del cooperativismo. En 1927 firmaron un pacto electoral con el Partido Laborista que aún se mantiene. En sus años mozos el grupo centró su lucha en defender los valores del cooperativismo, como el reconocimiento de la economía social y las empresas cooperativas.
Hoy aboga por una economía y sociedad sostenible, una cultura de ciudadanía y un negocio socialmente responsable representado por la práctica de las cooperativas comerciales e industriales.
6.- Con la fundación de la Cooperativa Manoguayabo (1946), surge el movimiento cooperativo dominicano bajo las orientaciones del Revendo Alfonso Chaffe, Superior de la orden católica de los misioneros canadienses de Scarboro.
7.- La Ley 127-64, que regula la actividad del cooperativismo en la Republica Dominicana, es taxativa en cuanto a su accionar: “Articulo 5. Las Sociedades Cooperativas no deberán desarrollar actividades distintas de aquellas para las que están legalmente autorizadas, ni se les autorizará actividades conexas.”
De lo anterior podemos deducir que los orígenes del cooperativismo están permeados por el tema socio político, a tal punto que Karl Marx y Frederick Engels alabaron las cooperativas de fabricantes de su época porque eran la demostración de que la producción gestionada comunitariamente era superior al capitalismo.
Hoy, el movimiento cooperativo dominicano muestra un vigor inusitado. En los últimos años se han organizado centenares de cooperativas que atienden temas de consumo, ahorro y crédito, agropecuarias, producción y trabajo, entre otras. Algunas con una capacidad financiera extraordinaria.
El cooperativismo dominicano trabaja por hacer bueno, día a día, los “principios de Rochdale”, fundamento de la filosofía cooperativista, los que señalan: “las cooperativas son organizaciones democráticas controladas por sus miembros, quienes participan activamente en la elaboración de sus políticas y en la toma de decisiones.” En ese sentido las Federaciones y el Consejo Nacional de Cooperativas han sido baluarte en la defensa de dichos principios.
De lo anterior se desprende que siendo el cooperativismo un pensamiento de profundo contenido económico y social que no es ajeno a las políticas públicas, pero no debe permitirse cualquier posibilidad de desarrollo de actividad partidaria en su seno que pueden traer divisiones y las agrupaciones políticas deben enfocar sus actividades en promover programas de difusión del mensaje cooperativista, así como mejorar el marco institucional para su superior desarrollo. Lo contrario es hacer un flaco servicio al cooperativismo como movimiento de integración social.

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