El efecto Streisand y su secuela en la política



Isidro Toro Pampols

Cuando hay un intento de encubrimiento o censura e incluso, cuando en política se ataca desmedidamente a un contrincante y se producen resultados contraproducentes, se ocasiona lo que se conoce como el “efecto Streisand”.

En el 2003 la actriz Barbra Streisand intento una demanda judicial contra un experto que había colocado una foto aérea de un sector de la costa de California que comprendía su casa de playa, pensando en obtener una indemnización por la módica suma de 50 millones de dólares americanos.

El fotógrafo argumentó que se dedicaba a retratar las propiedades en primera línea costera para documentar la erosión del mar sobre el litoral. La prensa registró que la precitada grafica había sido descargada solamente seis veces antes de la demanda y más de 400,000 en el mes siguiente a la acción judicial.

Definitivamente, el ocultamiento de información, la censura y en ocasiones la agresión propagandista genera una mayor atracción por conocer lo que ha sido prohibido o atacado.

Hoy, con las redes sociales, la población tiene un gran poder de comunicación que se utiliza en muchas ocasiones de manera inadecuada.

En torno a las redes sociales se han potencializado los llamados fake news o noticias falsas, la desinformación, los falsos positivos, propaganda negra, los “pueblos Potemkin”, entre otros, que se han popularizado ante la masificación de la información. Por supuesto, también hay mensajes positivos, formativos y con sentido constructivo.

El nombre de “efecto Streisand” es contemporáneo, pero el fenómeno no es nuevo. La historia tiene muchos ejemplos, desde el episodio que protagonizaron los sucesores golpistas del faraón Akenatón (1353-1336 a. C), quienes trataron de borrar todo recuerdo eliminando sus inscripciones, destruyendo la ciudad que él había fundado y borrando su nombre de las listas reales por el hecho de haber impulsado una religión monoteísta, quizás el primero al menos según se tiene conocimiento, lo que era una transformación radical en la sociedad egipcia.

La intención de prohibir su recuerdo motivo a muchos egiptólogos a investigar con mayor empeño. Hoy, su figura es admirada por órdenes esotéricas como los Rosacruces, mientras quienes lo destronaron solo son objeto de la curiosidad de algunos expertos.

A partir de allí no son pocos los ensayos de censura con resultados contraproducentes aun en sociedades con regímenes autoritarios y como ejemplo están los “samizdat”, que era la distribución clandestina de literatura prohibida por la censura del régimen soviético y en su órbita que comprendía la Europa Oriental o el llamado Bloque del Este.

La disidencia lograba sortear el fuerte control político para expresar ideas u opiniones contrarias al gobierno, en un tiempo en que estos podían vigilar más efectivamente los medios de comunicación de masas.

En 1920 se sanciona la llamada “Ley Seca” que prohibió las bebidas alcohólicas en los Estados Unidos.
La respuesta de una parte importante de la sociedad fue evadir la prohibición, lo que trajo consigo un aumento de la criminalidad por la inseguridad, proliferación de bares clandestinos, bebidas de contrabando, prostitución, mercado negro y la terrible delincuencia incrementada con la llegada de mafias y gansterismo. Este ejemplo es una variante del “efecto Streisand”.

Jean-Marie Domenach fue un intelectual francés quien fue activo en la Resistencia francesa especialmente en el campo de la propaganda. Domenach dirigió periódicos y redes de información y comunicación con los medios disponibles para la época en los territorios ocupados por los ejércitos nazis, difundiendo noticias y planteamientos contrarios a la maquinaria de propaganda del ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich alemán, Joseph Goebbels.
Fue exitoso tanto por el método utilizado, su contenido y el afán de noticias contrarias en los pueblos subyugados.

Como estos, hay muchísimos ejemplos en la historia en que se revierten los efectos perseguidos con las prohibiciones y la excepción no está en la política.

En las campañas electorales mientras un gobierno más arremete contra un candidato, este tiende a crecer. Es una especie de “efecto Streisand” porque las personas vuelven su vista hacia el mismo y si tiene cualidades, puede ser una jugada muy riesgosa.

Actualmente ocurre con el candidato de la oposición Leonel Fernández y su partido, la Fuerza del Pueblo, blanco cada día de los activistas de la comunicación o “bocinas”, que embisten contra él y su organización. Mientras más lo atacan, más asciende en las encuestas de empresas reconocidas por su profesionalismo.

En el desarrollo e implementación de políticas públicas se debe tomar en cuenta estos fenómenos que, aunque no son nuevos, se acrecientan como consecuencia de la tecnología de la comunicación.
Y qué decir de las campañas electorales. Cada día observamos nuevos fenómenos como los recientes resultados en Guatemala donde, si revisamos, posiblemente encontremos algunas variantes del “efecto Streisand”

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