Soy yo, mis circunstancias y algo más



Isidro Toro Pampols

Cuando alguien te dice: “mira es que yo soy yo y mi circunstancia” inmediatamente dirigimos nuestro pensamiento en dos direcciones: la primera, la relacionamos con la frase de filósofo español José Ortega y Gaset y, en segundo término, entendemos que no todo lo que le sucede depende de él, que no es del todo responsables porque también han influido las circunstancias.

El punto es que la frase no termina allí, continua con la siguiente: “si no la salvo a ella, no me salvo yo”.

Para la filosofía esta afirmación tiene un contenido especial porque nos conduce al estudio de una escuela filosófica poco divulgada, pero de un gran contenido: el raciovitalismo.

Hay una antigua anécdota del filósofo griego Heráclito, quien encontrándose en la cocina de su casa, llegaron unos discípulos.

Apenados por encontrarse con el maestro en ese lugar amagaron con no entrar, a lo que Heráclito los animo: “Aquí también están los dioses”. O sea, también esta circunstancia tiene valor y merece ser explicada mediante la razón.

“Yo soy yo y mi circunstancia” está muy lejos de ser una proposición absolutamente determinista, un mandato que te encadena.

Cierto es que las circunstancias limitan a los individuos, lo condicionan en buena parte de su vida, por ejemplo, una persona nacida y educada bajo una dictadura.

Pero dentro de esa circunstancia hay holgura, siempre y cuando la persona entienda su valor y su medio.

El punto fundamental de la famosa frase se encuentra en el complemento, esa segunda parte que nos recuerda: “si no la salvo a ella, no me salvo yo”, refiriéndose a la circunstancia.

Si yo explico mi medio, lo salvo del silencio y del sin sentido, como lo señalamos supra. Es una gran invitación que nos hace Ortega y Gasset a la reflexión.

Lo anterior nos lleva al raciovitalismo o la teoría que funda el conocimiento en la realidad radical de la vida, uno de cuyos componentes esenciales es la propia razón; siendo la gran formulación teórica del filósofo hispano. Intentaremos una aproximación con la finalidad de motivarlos a su estudio con mayor detenimiento.
Para el raciovitalismo la vida es la realidad radical a la que se subordina incluso la razón.

Aunque no lo parezca, no reduce la razón al conocimiento fisicomatemático; tampoco en un sentido biológico exclusivamente, va más allá, la razón también es una comprensión biográfica, histórica.

La vida es un constante quehacer, una preocupación que llega al límite, pero el hombre aspira salir adelante con la cultura o sistema de creencias e ideas que responden a la necesidad de orientarse en el mundo.

Ortega y Gasset nos dicen: “La razón pura tiene que ser sustituida por una razón vital, donde aquella se localice y adquiera movilidad y fuerza de transformación”. Con esta afirmación se destierra lo utópico de muchas corrientes filosóficas.

Ortega y Gasset enlazan la razón con la vida. Así, la razón vital es también razón histórica, pues el hombre no solamente tiene una naturaleza sino una historia.

Cuando Ortega y Gasset dice “yo y mis circunstancias”, por “circunstancia” entiende literalmente lo que está en nuestro alrededor, “circunstancia” es lo que me circunda y todo ello tiene una historia, producto de una relación de causa y efecto. Pero también comprende que somos un organismo vivo.

Un organismo vivo tiene su entorno, decimos que la vida de un organismo está formada por el propio organismo y su medio, que también tiene una historia, repetimos, producto de una relación de causa y efecto.

El organismo y su ambiente forman una unidad, lo que implica que si cambia el hábitat cambia el organismo y viceversa. Esta consideración es realmente importante para no aplicar ligeramente la sentencia del filósofo español.

Bibliografía
Abbagnano, Nicolás. Historia de la Filosofía. Tomos I, II, III. Montaner y Simons, S.A. Barcelona, España. 1964.
Martínez Echeverri, Leonor y Hugo. Diccionario de Filosofía. Editorial Panamericana. Bogotá. Colombia. 1997.
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