Por Charlie Núñez
Con dedicación especial a mis “hermamigos” idos a destiempo Franchy Prats y José Óscar Fernandez y a dos a quienes les deseo salud y larga vida, Yancen Pujols y Osvaldo Rodríguez Suncar.
En mis tiempos de estudiante, la asignatura “deportes”, aunque algunos por juventud, desinterés o desconocimiento no entendiéramos la magnitud de la misma, era de vital importancia en el currículum.
Quienes la impartían, generaban respeto, eran figuras influyentes en él sector y enseñaban de todo, destacando su historia, solemnidad e importancia de los mismos.
Desde muchacho tuve la oportunidad de interactuar con grandes figuras del arte, el deporte y los medios de comunicación.
Esas grandes figuras de los tres sectores mencionados, tenían un denominador común, al menos públicamente se manejaban como ejemplos de la sociedad y así era su comportamiento.
Debemos destacar la forma de vestir, sus interacciones con los demás, el respeto; en el caso de los artistas y comunicadores, la dicción, está la cuidaban como la niña de sus ojos.
Con el tiempo, todo eso se fue a pique, llegó la vulgaridad a la radio y la televisión, con la masificación de los medios y las redes sociales creció el irrespeto convirtiéndose en una “gracia” que arropó la sociedad.
Cualquiera coge un micrófono, dice lo que le viene en gana, mentir y decir la verdad les da igual, escriben cajón con G y nada importa, la moda es buscar sonido y views, con el nuevo esquema artista o comunicador que quiera pegar solo debe entonar con la podredumbre social y echar la decencia y la calidad a un lado.
Que me preocupa, dije tres sectores y he hablado de dos, todavía el deporte no forma parte de ese descalabro, sin embargo ya está dando muestras que deben llamar a preocupación y a la reflexión.
Nuestros atletas en el mundial de béisbol y de basket lo que escuchan es dembow, eso cantan y bailan, usan las redes para promover sus figuras con esa música de fondo, la bebida alcohólica y vehículos de alta gama entran a su mundo, por la fama o el dinero se convierten en objetivos de las mujeres de porcelana y las confunden con trofeos de campeones.
Quiero no equivocarme, pero entiendo que en el pasado mundial de béisbol celebrado en Miami, la representación más grande de prensa fue la nuestra, hay que respetar la profesión del comunicador de verdad.
Ahora mi mayor preocupación, cuando vi, aunque pocos, pero usando las redes para “guerrillar” durante el mundial de basket, sentí terror, para el deporte, sobretodo de conjunto, se requiere disciplina, armonía y concentración y el relajo social no da eso.
A ningún atleta de ninguna disciplina le va a caer un contrato grande por ser la estrella del “teteo” ni por andar con malas influencias en el medio.
Ya son muchos los ejemplos de fracasos, por una razón y por otras, lo mejor por ahora, es que nos miremos en el espejo y aprendamos en cabeza ajena.
El Comité Olímpico Dominicano, federaciones, uniones deportivas, autoridades, asociaciones, clubes, familiares de los atletas, amigos de verdad, vamos entre todos a bloquear con titanio o con CrCoNi para evitar que la decadencia social invada lo que por miles y miles de años, ha sido probablemente la actividad más sana de la humanidad.
