Moralina y la gatita de María Ramos



Isidro Toro Pampols

La moralina la define el Diccionario de la lengua española como la “moralidad inoportuna, superficial o falsa”.

De su lado, la gatita de Mari-Ramos, que halaga con la cola y araña con las manos, se refiere a una persona hipócrita que lanza la piedra y oculta la mano.

No solamente en política y en tiempo electoral se practica recurrentemente la moralina. En el mundo del arte, deporte, social, farándula, profesional, o sea, en la sociedad hay muchos individuos que ejercen el oficio de la gatita de María Ramos.

La idea de moral fue trabajada por filósofos y pensadores de la Antigüedad: Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, los llamados Siete Sabios de Grecia, los filósofos estoicos, neoplatónicos y desde allí, hasta hoy, la moral y la ética ha sido objeto de tratamiento por pensadores.

Volviendo a la Antigüedad, recordemos a los romanos y la importancia que le concedían a las mores maiorum o las costumbres de los ancestros fijadas en las tradiciones y los precedentes judiciales, dándole una importancia capital en la vida jurídica, al punto que durante los primeros siglos de Roma fue principal entre las fuentes del derecho hasta instituirse la Ley de las XII Tablas, elaborado hacia el 450 a. C.

En tiempo más actual, observamos como se critican actitudes de algunos artistas y otros personajes, mientras sus examinadores divulgan en sus redes notas poco educativas, por decir lo menos.
En política sobran los ejemplos que colocan al sistema político en vilo, porque la ciudadanía va perdiendo credibilidad en los liderazgos.

En las recientes manifestaciones de la ciudad de Madrid contra el proyecto de Ley de Amnistía, unas personas iniciaron una oración colectiva en la calle, siendo interrumpidos por la policía y al guía del grupo de oración le recabaron sus datos en lo que perfectamente puede catalogarse como una práctica fascista. Un golpe a la idea de libertad a la que tiene derecho todo ciudadano en democracia.

Lo peor de la historia es que fueron a solicitar apoyo del sacerdote local y este los mando a orar a otra parte. O sea, pareciera que el compromiso político del clérigo lo califica como militante de la moralina a todo dar.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche nos señala que los códigos morales esconden profundas verdades sobre el ser humano.

Señala que en la moral cristiana en la que se manifiesta cómo valores cristianos la humildad o la compasión, en realidad se basa en la hipocresía y el resentimiento.

Los valores morales son estratagemas de dominio de unos hombres para otros. Pero ninguna moral y ninguna ética reconocen esto, pues ocultarlo les es esencial.

Nietzsche plantea estudiar textos éticos y morales y compararlos con las conductas de sus expositores.

Si aplicamos juiciosamente el método Nietzsche se derrumbarían muchos liderazgos, no solo políticos, con pies de barro, moralmente hablando.
Lo importante es tener presente el concepto y no dejarse arrastrar por el pesimismo y la anomia social. La sociedad bien vale una apuesta positiva porque la misma es perfectible.

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