Nada va a cambiar…

De. Isaías Ramos

Esta semana, el presidente de la República ha anunciado cambios en el tren gubernamental, destacando el nombramiento de un nuevo ministro de Salud Pública.

Estas decisiones, aunque parecen prometedoras, nos llevan a reflexionar sobre la efectividad de nuestro sistema de salud y su alineación con los ideales consagrados en nuestra Constitución. ¿Pueden estos cambios generar la esperanza que tanto necesitamos?

La realidad de nuestro sistema de salud, divorciado de las necesidades reales de la población, resuena cada día en historias de personas que pierden familiares o algún hijo por falta de acceso a un tratamiento de manera adecuada y oportuna.

Sus historias son una entre muchas en nuestro país, donde el derecho a la salud, consagrado en el artículo 61 de nuestra Constitución, parece una promesa lejana.

El artículo 61 establece la protección de la salud de todos, asegurando acceso a servicios básicos como agua potable y alimentación adecuada. Además, la Ley 42-01, Ley General de Salud, busca integrar a toda la sociedad en la promoción de un sistema de salud inclusivo. Pero, ¿se están cumpliendo estos mandatos?

Lamentablemente, la realidad muestra un panorama diferente. Nuestro sistema de salud no solo falla en responder a las necesidades básicas, sino que también se ve socavado por una clase política que parece priorizar sus intereses sobre el bienestar del pueblo.

Esta situación nos lleva a cuestionar la capacidad de nuestros líderes para operar el gobierno y ni siquiera son capaces de garantizar la ley y el orden, la primera obligación de cualquier Estado.

Frente a esto, el Frente Cívico y Social (FCS) se pregunta: ¿qué esperanza nos queda bajo una partidocracia que, durante las últimas tres décadas, ha sumergido al pueblo dominicano en una mayor opresión?

La reciente ley que crea la Dirección Nacional de Inteligencia es un ejemplo de cómo, en lugar de fortalecer los derechos económicos y sociales, se priorizan agendas que limitan aún más nuestras libertades fundamentales.

¿Hasta cuándo permitiremos que nuestros derechos sean pisoteados por aquellos en el poder? Una clase política que ha traicionado la confianza del pueblo sumergiéndonos en un abismo de desesperanza y frustración.

La respuesta, en el FCS creemos, está en el empoderamiento del pueblo. La transformación de nuestra sociedad solo será posible cuando despertemos y decidamos expulsar un sistema político que nos ha mantenido en un caldero de agua tibia, a punto de hervir. No debemos permitir que nuestro futuro se asemeje a las realidades de países como Haití, Cuba o Venezuela, donde los derechos fundamentales son cada vez más restringidos.

Por eso, hoy hacemos un llamado vehemente a cada ciudadano de nuestra hermosa patria. No es suficiente esperar que los cambios vengan de arriba.

Es hora de informarnos, tomar conciencia de la realidad que estamos viviendo y reflexionar hacia dónde nos dirige esta clase política carente de principios y valores, exigir transparencia y responsabilidad a los que gestionan el Estado. Debemos unirnos para garantizar un futuro donde la salud sea un derecho inalienable para todos, no un privilegio para unos pocos.

Juntos podemos construir una nación donde la justicia, la equidad y el bienestar no sean solo palabras en nuestra Constitución, sino realidades palpables en la vida de cada ciudadano.

¡Despierta, RD!

Comparte esto!