Fin de año y “recaída” en drogas



Por Dr. Hanoi Vargas

Para muchos, fin de año es motivo de coinonía, intercambios de alimentos, bailes, extensas conversaciones… Para otros, momentos de excesos, entre los cuales está el abuso de drogas; y al decir drogas, aludimos no sólo las ilegales, sino aquellas que entran dentro de dicha clasificación, teniendo primer lugar el alcohol como la más perjudicial, de las principales causas de muerte en el mundo, que junto al tabaco, según la OMS, mata a más personas que todas las ilegales juntas.

¿Por qué “el fin de año” evoca recaídas en drogas? Recaer implicaría a personas con historia de relación problemática con sustancias, que manejan abstinencia, pero llegadas las festividades, les dificulta decir que no, y sucumben al deseo. Para explicarlo, consideraremos las “Respuestas Condicionadas”, y usaremos al concepto dinero como previo ejemplo, al cual ha llegado a considerársele “reforzador generalizado” debido a su poder adquisitivo; inicialmente, es simple papel, pero en la medida que va relacionándose con nuestras necesidades básicas: alimentos, ropa, vivienda, seguridad, placer… empieza a representar mucho más, desencadenando actitudes y comportamientos que irán en función de tenerlo; y de pensarse que puede hacerlo todo, podríamos llegar hacerlo todo por él, convirtiéndolo en “raíz de todos los males”.

Tan solo tenerlo en las manos, y puede generar hambre, sed, apetencia sexual… Será tan amplio como temas estén relacionados a él.

Parecido se da con las festividades en fin de año, donde se tiene una apreciación vivencial distinta antes de desarrollarse una adicción, pero en la medida que prácticas de consumo se asocian a dichas festividades, vinculadas a personas, lugares y circunstancias, la psiquis se va predisponiendo, y aun “quitados”, llegada la fecha, podría generarse una “insidia” tal en los abstemios, que los pensamientos comienzan a jugarles famosos trucos:
“Una ve al año, no hace daño” o “de algo hay que morir”; y es entonces cuando quien se mantuvo estable y funcional, podría romper el compromiso de abstinencia, y con ello, dar rienda suelta a una compulsión que pudiera perpetuarse durante años.

Para evitarlo, todo debería ser tan sencillo como decir: si tiene culo de paja, aléjese del fuego; en lugar de ello, ampliaremos las recomendaciones: valorar más los beneficios de su salud que la participación en cualquier festividad; evitar andar solo en ambientes de celebración, y compartirle a quien le acompañe, su propósito de no consumir alcohol o cualquier otra droga; aumentar la participación eclesial, si se tiene como recurso de apoyo, o en grupos de Narcóticos Anónimos, si se relaciona con ellos; evitar interactuar con sustancias psicoactivas, aunque no sea la del mayor problema en su historia de consumo; y cuando se sienta tentado(a), “vea la película completa”, porque le vendrán serias consecuencias… “¡Un gutazo, un trancazo!”

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